"Portarse bien" durante el parto

Texto publicado en el Suplemento Nº2 de la colección Escuela para Padres, editado por Página 12 (1999)

Una de las recomendaciones que antiguamente se utilizaba durante dicha preparación, insistía en la necesidad de no quejarse, de no gritar , es decir, de»portarse bien» durante el parto. El argumento era:» si se grita se pierden fuerzas».Es probable que quienes sostuvieron esa recomendación no estuvieran suficientemente informados acerca de los matices varios que existen entre la energía, los gritos y emisión de aire .Por ejemplo, durante el entrenamiento en artes marciales, sabrían que el grito que lanzan los contendientes antes de asestar su golpe o al lanzarse contra el oponente, implica una carga de energía que se incorpora,justamente, mediante el grito que se asemeja al sonido «¡hardt!»
Parecería que los quejidos o gritos que puede proferir una parturienta aún no han sido suficientemente estudiados desde una perspectiva energética. Lo grave no reside en este punto, sino en que las embarazadas se convencen de que gritar durante el parto implica «portarse mal».
La confusión que se les induce mediante la recomendación de «no gritar» como equivalente a «portarse bien», es de tal índole, que innumerables mujeres egresan de la sala de parto, después de haber realizado el enorme esfuerzo de dar a luz y después de nueve meses de gravidez, en la culminación de una responsabilidad mayúscula, y, como si fueran nenas de jardin de infantes dicen: «Me porté bien, no grite!», esperando la felicitación del partero y de las enfermeras.
Esta degradación de la figura de las mujeres, inducida por el poder hegemónico de la medicina, se vive como si se tratara de algo «natural». Parecería que muchas mujeres no se dierancuenta de lo que significa adherir a una respuesta infantil en busca de la aprobación de quienes la acompañaron mientras ellas realizaban una tarea incomparable.
Nos quejamos o no lo hacemos, según sea el tamaño del bebe, según nuestra resistencia, según la elasticidad pelviana, de acuerdo con las características propias de cada nacimiento.Parimos como podemos, buscando aliviarnos y deseando tener en brazos a nuestro hijo.
Reflexión: ¿Cuál será el placer que encuentran algunas mujeres al reaccionar como si fueran niñas? ¿Búsqueda de reconocimiento? ¿No es suficiente ser reconocida como mujer paridora? Quizás no.Tal vez esas expresiones la ayuden a descansar, ilusoriamente, de la responsabilidad que le espera durante la crianza del hijo.

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