En la década de 1980, la violencia se declaró emergente máximo en el ámbito de la salud . Desde entonces la literatura referida a las violencias identificó a los factores psicológicos y psicosociales como una presencia imprescindible para estudiar los comportamientos violentos en los adolescentes y los niños y niñas en las escuelas .A partir de ese momento se subrayaron los que se consideran impactos de la vida en familia, y de diversas formas de la violencia social en los escolares..( Chisholm,-Junio-F. 1998).
Desde otra perspectiva algunos autores (Ortega R.2000) afirman:»No es la violencia escolar un fenómeno generalizado(…) Ni es tampoco un problema que afecte mayoritariamente a las escuelas públicas y de la que están a salvo las más disciplinadas escuelas privadas; no es sólo un problema de poblaciones marginales ,ni hay estudios que la relacionen directamente con la modificación de la estructura familiar y la incorporación de la mujer a la vida laboral.(…)El fenómeno de los malos tratos y de la victimización es un problema que afecta a los grupos de iguales,en todas las instituciones,también en la escolar.Es un problema que ha existido siempre,si bien ahora adquiere las formas culturales predominantes:la prepotencia, el insulto,la extorsión,la amenaza, el desprecio y la exclusión social.»
Por su parte,Jorge Corsi(1998) escribió:»Las manifestaciones cada vez más tempranas de la violencia son el reflejo de una sociedad que proporciona a las nuevas generaciones modelos de vínculos que dejan de lado valores tales como la verdad,la justicia,la solidaridad y el respeto por el otro.»
La responsabilidad que la mayoria de los autores consultados le adjudica a la
sociedad debería incluír una lectura acerca de los posibles efectos de los medios de comunicación según sus diversos modos de producción.
Moreno Olmedilla caracteriza estas formas de violencia segun sea su visibilidad o su invisibilidad: » La mayor parte de los fenómenos que tienen lugar entre alumnos -el bullying, o intimidación , asalto (Leymann H. ,Kornbluth H (1989) , el acoso sexual, o cierto tipo de agresiones y extorsiones- resultan invisibles para padres y profesores; en cambio, la disrupción, las faltas de disciplina y la mayor parte de las agresiones o el vandalismo, son ciertamente bien visibles, lo que puede llevarnos a caer en la trampa de suponer que son las manifestaciones más importantes y urgentes que hay que abordar, olvidándonos así de los fenómenos que hemos caracterizado por su invisibilidad.»
Otros niveles de análisis que se encuentran extensamente citados en la bibliogafia corresponden a
1) la perspectiva de la clinica psicológica
2) la perspectiva socioeconómica y psicosocial que deriva en la afirmación acerca de la violencia en las escuelas como un hecho politico.
3 ) la articulacion de ambas corrientes que a su vez intercala la linea de los ecosistemas desde otra perspectiva.
Como primera generalización abarcativa que incluye los campos citados pienso que los niños y las niñas crecen y se comunican formando parte de un sistema que apunta a la violencia escolar como una preocupación(que implica una fuerte crítica a los docentes) , al mismo tiempo que omite asumir la responsabilidad ciudadana ante la violencia organizada en forma de corrupcion,violación de derechos humanos, abusos de poder y politicas económicas .
Podríamos conjeturar que se constituyen hilos, tensores de una trama en la cual la niñez y los ordenadores escolares quedan capturados y al mismo tiempo inscriptos, es decir, fijados, atrapados en una tela de araña. Utilizo la palabra «niñez» como un genérico convencional, pero dejo constancia de que «una vez instituída,la idea de niñez se fusionó con una determinada concepción de la pureza,la inocencia y la ingenuidad,valores que adquirieron calidad simbólica y le otorgaron un significado propio; el hábito cristalizó ese significado y mantiene la vigencia de los valores que se eligieron para caracterizarla.(…)Tal como se utiliza esta palabra adquirió la consistencia de un concepto dominante incrustado en el imaginario social.(…).La»niñez» como concepto se convirtió en obstáculo epistemológico que impide tomar contacto con las niñas prostituídas, con las criaturas discriminadas debido a su etnia,o bien explotadas y victimas de toda índole de abusos.»(Giberti E. 1997)
Si me posiciono como psicóloga psicoanalista y privilegio subrayar qué es lo que encontramos al estudiar(psicodiagnósticos y horas de juego) las características de los niños que ejercieron diversas formas de violencia contra compañeros o contra maestros puedo preguntarme:
¿Qué encontramos en los niños y niñas estudiados?
De acuerdo con una investigación llevada a cabo por Cervone N., Luzzi A. y Slapak S. ( 2000) en la provincia de Buenos Aires, en el Servicio de Psicología Clínica de Niños que estudió una población de 89 varones y 27 mujeres, con una concentración etaria en la franja de 6 a 10 años, se encontró que el 50% de los niños que presentaron problemas relacionados con violencia en la escuela,no convive con los padres. Se subraya el alto indice de hacinamiento,la caída de la posición económica,la pérdida de empleo que, junto con la ausencia de contención parental, se evalúan en relación con los comportamientos de estos niños que»fuerzan al ambiente a hacerse cargo de sus dificultades mediante sus conductas en el mundo externo y en especial en la escuela».En este trabajo se llama la atención acerca de las madres de los niños cuyas conductas son violentas, mujeres que tendrían dificultades para contener a sus hijos frente a situaciones de pérdida, debido a sus propios obstáculos ante duelos(resultantes del empobrecimiento económico,caida de la autoestima, y otras) , asi como falencias de su propio funcionamiento mental.
El entorno, tanto en la experiencia clinica cuanto en las investigaciones(Estados Unidos) se asocia con la aparición de miedos tempranos que repercuten en los procesos de humanización y en la construcción del yo. Es probable que los adultos queden inscriptos en esta zona de los procesos de construcción del psiquismo, asociados con el miedo y la fundacion de huellas traumaticas, lo que probablemente actúe en la capacidad de simbolización temprana; es decir, el desborde pulsional interfiere la puesta en acto de la capacidad simbólica.
En los niños y niñas estudiados se encontraron respuestas de alarma en forma de excitación extrema o depresión y desconexión con lo que lo rodea, asociadas con inseguridad y miedo; ambos afectos están sostenidos por experiencias en sus hogares o en el vecindario.
Los miedos , como fenómeno reiterado por diversos motivos, aparecen en diversas investigaciones (Kingery,-Paul-M.; Coggeshall,-Marco-B.; Alford,-Aaron-UN.-1998) y están en la proporción directa con el hecho de introducir armas en la escuela.Este hecho ya no resulta sorprendente si se trata de varones de 12 años en la escuela primaria y es menos común en las niñas.
Es probable que estas alternativas interactuen en la construcción del otro-otros de su entorno que entonces son evaluados por el niño como aquellos de los que es preciso defenderse. Para lo cual aplican el lenguaje de acción, asociado con rabia intensa y frustración, que los conduce a experiencias fallidas porque logran que los adultos se irriten con ellos y los sancionen.
Las familias
Interrogarse sobre el modo de procesar huellas que provienen de experiencias traumáticas conduce a reflexionar si se tratará de huellas que se comportan como atractores, complicado los procesos de elaboracion-resignificación de los episodios traumáticos tempranos.La densidad e importancia de los traumas dependerá no solo de las caracteristicas del estimulo sino del procesamiento que cada niño utilice, segun hayan sido las caracteristicas de su historia de vida previa, y segun sus características personales (lo que llamaríamos «el aporte propio»-derivado del procesamiento de las series complementarias segun la tesis freudiana-, no hereditario).
1)Las entrevistas con los niños, sus padres o los hermanos coinciden con las afirmaciones de la literatura que informa acerca de una asociación entre abuso temprano físico o sexual, incesto y el desarrollo de desordenes disociativos.
( Yeager,-Catherine-A.; Lewis,-Dorothy-Otnow; 1996),(Giberti E. y otros 1998).
Los pares
En la investigación de Laura Gingold y Constanza Cilley se les preguntó a los alumnos a quién recurrirían si se pelearan con un amigos y estuvieran deprimidos:el 73.9% señaló que a otros amigos;
* también ocuparon un lugar destacado las madres (30.4%), y
* los hermanos (15.2%)
* los padres 10.9%
* la maestra 8.7%
* Un 4.3% expresó que no se lo contaría a nadie.
Un comun denominador
«La dificultad para reconocer la relación entre la vivencia de desamparo que padecen estos chicos y la desesperación que la acompaña transforma a los adultos en sonámbulos que aplican con ellos los códigos de una racionalidad que impiden analizar la lógica de las violencias: lo irracional y las violencias no acatan el afán de certezas que tienen los adultos que precisan tranquilizarse y no sólo estudiar las motivaciones de dichas violencias.»(Giberti 1996)
Mitos
1)El primero de los mitos que el imaginario social organiza respecto de esta violencia sostiene que se trata de una novedad.No es asi.En la actualidad se fisuró el límite invisible que estaba determinado por la tendencia al silencio que las victimas ponen en juego;o cuando hay consecuencias trágicas. O cuando se intenta hacer una utilización política de los fenómenos evaluados como violentos.
2) Tampoco se trata de hechos aislados y, menos aún, que sean sólo unos pocos los afectados. Los distintos fenómenos de violencia en las escuelas están interrelacionados entre sí y, con otras variables propias del entorno de la escuela y del contexto familiar y social de los alumnos.
De ninguna manera se trata de accidentes fortuitos y aleatorios, y, en consecuencia, no pueden abordarse y tratarse separadamente de otras violencias ; hemos puesto el énfasis en la necesidad de diferenciar con precisión entre las distintas categorías, tipos o manifestaciones de conducta antisocial, o sea, no es prudente olvidarse que las interrelaciones mutuas entre cada una de ellas son significativas.
3) Entre los adultos preocupados por las violencias en las escuelas. existe la tesis que sostiene :»La única solución ante estos fenómenos sería la mano dura», con castigos ejemplarizantes, expulsiones y cambios de escuela . Se supone que los docentes son blandos ;se trataría de la incapacidad de la generación que se encarga ahora de gestionar y de enseñar en nuestras escuelas,
O sea encontraríamos
» tres conjuntos de variables 1)individuales -relacionadas con la personalidad, el sexo y las percepciones y expectativas del alumnado-; 2)variables propias de la escuela (disciplina)y de los contenidos de la enseñanza ;3) y las variables sociales o ambientales -que pasan por la influencia de la familia, el grupo de iguales, la comunidad inmediata, los medios de comunicación y la sociedad en general-. La interacción entre los tres tipos de variables, esto es, los rasgos de personalidad con ciertas variables del ambiente social y en un determinado contexto organizativo y curricular, es la que al final nos permite aproximarnos a una primera evaluación»
Está pendiente la utilización de una racionalidad capaz de asumir el contexto que acompaña la vida de los alumnos y de reconocer las diferencias entre lo que se espera de ellos y lo que actualmente los niños y las niñas pueden hacer y sentir.
El contexto histórico administra irracionalidades y absurdos que se organizan en formas de convivencias regidas por sus propias leyes que no responden a los exorcismos de la racionalidad convencional.
Los pronunciamientos teóricos sin duda son utiles para pensar acerca de determinandos temas, éste por ejemplo, pero sabemos que es preciso trabajar con proyectos y programas que comienzan en las escuelas- además de lo que sucede con las familias- Desembocamos entonces en un interrogante carente de ingenuidad: el magisterio ¿está entrenado para manejar el problema?
Carecemos de certezas acerca de los niños y sus prácticas violentas ; resulta difícil y doloroso aceptarlo.Pero podríamos expandir nuestro análisis sin temor de reconocer el poder que adquirieron los chicos, lo que significa que los adultos tenemos que aprender a vivir con esa nueva e inquietante dimensión.
Suponer que ese poder ejercido por la niñez se regula mediante la «tolerancia cero» a la violencia, que se ensayó en Francia y en Estados Unidos con resultados diferentes, es discutible y arriesgado. Necesitamos una mirada nueva acerca de nosotros mismos y precisamos reconocer que la violencia escolar funda un aspecto de la relación entre los grandes y los chicos que ya no puede mantenerse invisible. Una relación que no corresponde centrar en un mea culpa permanente, pero si una advertencia acerca de los territorios éticos que estamos construyendo -ahora junto con los chicos- Y ya no solo desde nuestra autoridad impuesta por contar con el precedente de ser adultos.
Violencia escolar
Sintesis de la intervención en panel de la Academia Nacional de Educación. 26 de setiembre 2000.