Con motivo del 30º aniversario de su creación, el 6 de noviembre de 1997 el CIAP realizo Jornadas conmemorativas tituladas Del padecimiento a la creatividad. Como invitada en el panel inaugural expuse este tema que posteriormente se convirtió en un articulo y que aqui sintetizo.
Comenzaré describiendo algunos de los conflictos que se suscitaron a raíz de la inclusión de psicólogos en el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, mediante la gestión de la Cátedra de Pediatría, en la década del 60. En 1956 el titular de la Cátedra era Florencio Escardó; la dirección de los Consultorios Externos de la misma estaba a cargo de Diego García Reynoso . En 1966 los conflictos se agudizaron cuando se creó la residencia en psicología .
En el primer tramo de esta experiencia, previo a la creación de la residencia,no resultó sencillo incluír a un grupo de psicólogas dentro del ámbito hospitalario que hasta ese momento había sido considerado territorio exclusivo de la medicina. Las psicólogas -en el comienzo sólo concurríamos mujeres-aparecíamos como mujeres jóvenes interesadas en «la niñez» , que, además, habíamos cursado una carrera universitaria con escaso-o ningún-prestigio entre los médicos.(Giberti E. 1987 )
Las psicólogas asistíamos al Consultorio Externo de la Cátedra , pasabamos sala junto con los pediatras y teníamos la responsabilidad de coordinar los grupos de psicoterapia para niños, grupos destinados a la orientación para padres, y nos ocupábamos del abordaje psicoterapéutico individual de niños y niñas que asi lo requerían. (Giberti E. 1987). Cuando transcurrió cierto tiempo, fué posible que acompañásemos a los padiatras en la consulta de los Consultorios Externos : sentadas al lado del médico interveníamos cuando se trataba de hacer alguna indicación con caracter de «psicohigiene’ o lo que se denominaba «ventilación (de los problemas) y apoyo» a la madre consultante.En oportunidades también asumíamos tareas de orientación y de psicoterapia individual. Nuestra presencia en la Sala 17 adquirió otra envergadura al incorporarse la residencia; una de las tareas que emprendimos fue la realización de grupos formados por madres que tenían a sus hijos internados en la Sala.Algunas de esas experiencias fueron descripta en el Primer Congreso de Psicopatologia Infanto-Juvenil(1969)(**) (***)
Una docencia destinada a estudiantes de Medicina estuvo a mi cargo, cuando las autoridades de la Cátedra de Pediatría entendieron que podía resultar útil que los alumnos de Pediatría no sólo recibieran conocimientos aportados por una psicóloga mediante clases curriculares(1960-1966) sino que tambien presenciaran las entrevistas que llevábamos a cabo con adolescentes y con sus padres en el Consultorio para Adolescentes que dirigíamos Ricardo Ehrembock como pediatra y yo como psicóloga . Ese Consultorio fue un aporte de la Cátedra al Hospital de Niños. (Giberti E. 1971) (Giberti E. y Ehrembock R. 1971).Es necesario dejar constancia de un hecho en paralelo: otras cátedras, cuyos titulares o adjuntos se entusiasmaron con la perspectiva psicológica y los efectos beneficiosos en sus pacientes, incorporaron invitaciones en sus respectivos hospitales(Dr.Jaime Averbach, Cátedra de Pediatría -docente libre- hospital Rawson y Hospital Ramos Mejia 1962-1964-1968)(Dr. Alberto Chattas Cátedra de Pediatria-Ftad. de Medicina- Córdoba-1964)
Pero todo esto ocurrió después de asumir padecimientos de distinta índole.Veamos:
* El conflicto inaugural,más allá de los encontronazos personales, se entabló entre dos lógicas ,ambas universitarias, que incluían a médicos y psicólogos. Pero esa lógica tenía características distintivas:una,la que ponían en juego los médicos, era abarcativa , generalizadora y excluyente. Consideraba que todo acontecer en un hospital es patrimonioo de médicos y paramédicos.
Esta lógica contrastaba con la otra lógica universitaria , la que proponía a las psicólogas una pertenencia al ámbito psicológico y que propiciaba la presencia y las actividades de los psicólogos en los distintos ámbitos de las responsabi lidades hospitalarias
Alternativas y conflictos
*Se planteaba entonces la siguiente alternativa : al estudiar a un paciente o consultante según fuese un médico o una psicologa que estuviese encargado de hacerlo,utilizando lecturas teóricas diversas o diferentes, dicha lectura transformaba en diferentes o diversos los síntomoas, los cuadros y las noxas. En paralelo, la experiencia demostró que el modo de abordar a la familia determinaba que quienes consultaban se sintiesen más comprendidos por las psicólogas.
* De este modo se establecía una oposición entre dos conflictos : 1)unconflicto de intereses a cargo de los médicos, que evaluaban a las psicólogas desde un etnocentrismo cultural, es decir, desde una postura corporativa y por momentos fundamenta lista que compaginaba un endogrupo y otra índole de conflicto que brotaba desde las psicólogas: 2) un conflicto relativo a los valores considerados patrimonio de los pediatras.Uno de ellos partía de la ilusión de cientificidad :las psicólogas supónían que el quehacer médico equivalía a una práctica científica y anhelaban ser incluídas en ese campo de la ciencia .
* Otra complicación entre niveles de análisis surgía cuando las psicólogas, con formación psicoanalitica, formulabamos nuestro deseo de que el psicoanalisis y
nuestras prácticas se reconocieran como autónomas,y se les reconociese también éticas propias.Pero nosotras carecíamos de la tradición de la que dispone la medicina y ello coadyuvaba en la dificultad para nuestro reconocimiento.
Una de las dificultades mayores residía en los lugares de los que disponíamos si debíamos atender una consulta.Dialogábamos con los padres mientras caminábamos por los jardines del hospital , y durante el invierno nos refugiábamos en las escaleras que unían la planta baja con el primer piso (entrada de la calle Paraguay). Más tarde conseguimos que nos facilitaran los sótanos que estaban situados debajo de la sala y allí tramitábamos nuestras entrrevistas, acompañadas por la multitud de gatos que,igual que nosotras encontraban cobijo junto a las calderas encendidas .
Por fin logramos ascender , cuando en el primer piso nos concedieron unos cuchitriles a los que denominaban consultorios. Estaban separados de los consultorios que utilizaban los pediatras, por frágiles tabiques de algo semejante a la madera terciada; de modo que tanto el llanto de bebes cuanto las conversaciones con las madres y los olores de todos ellos ingresaban en nuestros minúsculos territorios vulnerando cualquier ilusión acerca de lo que habíamos aprendido como «encuadre psicoanalítico».
Como si no alcanzara con esta proxemística, a veces llegaban colegas que, compungidos nos comentaban:»Ayer ´vi´ en mi análisis que el trabajo en el hospital es masoquismo .»Entonces podía armarse un diálogo en el que nos enfrentabamos por una parte quienes defendíamos la tarea hospitalaria y además criticábamos las políticas sociales y la miserabilidad de los recintos hospitalarios, y por otra quienes respondían «Ese no es asunto mío; yo analizo el mundo interno» Pero lo que no advertíamos era que quienes analizaban a los colegas, eran médicos psicoanalistas.
La época
Esto sucedía en la época en la cual en el mundo y en nuestro país se suscitaban hechos y acontecimientos que no pueden ser desgajados de nuestra cotidianidad de aquel entonces. Derrotado el peronismo, la antigua elite liberal-ahora en el poder- «avalaba una cruzada dispuesta a sellar a cal y canto hasta las fuentes de la producción simbólica peronista» ( Teran O. 1986 )
Se produjo una auténtica ruptura generacional, sobredeterminada ideologicamente en la que «viejos demasiado viejos y jóvenes demasiado jóvenes rivalizaban exitosamente en la competencia por la mutua incomprensión.»
Entre los jóvenes muy jòvenes estábamos nosotras; los médicos, por jóvenes que fueran reproducían dogmáticamente las enseñanzas tradicionales.
Era la época en que Sartre producía La Nausea, mientras Althusser y Gramsci se convertían en lecturas obligadas.La Revolución Cubana hacía escuchar su voz y la palabra dialéctica prometía abrir todas las puertas del conocimiento.
A la divulgación de «lo psicoanalítico» o «lo psicológico» que yo había inciado en los medios de comunicación a partir de 1957 mediante Escuela para Padres, se sumaron,en la decada del 60 ( Giberti E.1990;1993;1995;1996) las conferencias que acerca del psicoanálisis organizaba el Centro de Estudiante de la Facultad de Medicina, en ese entonces a cargo de E. Kalina y B.Horne; y se gestaba la esperanza de una familia carente de conflictos o con conflictos regulados por el psicoanálisis.
En aquella época nos preocupábamos por «la identidad del psicólogo» sin que alcanzáramos a discernir la colonización intelectual que sobrellevábamos al habernos formado en una universidad que privilegió el estatus del médico y las prácticas privadas.
Al mismo tiempo algunos profesores nos sumían en una contradicción que probablemente fuese la que ellos sobrellevaban en lo que hacía a la enseñanza del psicoanalisis a quienes no eramos médicos: la tarea psicoanalítica «de diván» se promovía como paradigma; pero había profesores que intentaban convencernos que nuestro destino profesional residía en la prevención de la «salud mental» de la población.
En esa época-durante la década del 60- el padecimiento que nos acompañaba cada mañana, dependía de la insoportable diferencia entre médicos y psicólogos que se inauguraba cada día, acompañado por el malestar correspondiente.Pero al mismo tiempo, esa insoportable diferencia fundaría una de las claves de la creación.Tal creación resultó ser una articulacion/negociación entre pediatras y psicólogas que se produjo paulatinamente con las primeras psicólogas y posteriormente con quienes constituyeron la residencia
En Francia los psiquiatras son quienes están al frente de servicios de psiquiatria infantil, est´an informados acerca del psicoanalisis pero su formacion es eminentemente psiquiatrica.Su forma de pensar está ligada al médico con ejercicio de poder, aunque se hayan entrenado en psicoanalisis: la impronta es psiquiatrica.
Esta comparación remite al backround de la época del 60 en que el paulatino pasaje de los pediatras a la incorporación de conocimientos psicológicos tuvo caracteristicas diferentes de lo que puede representar la psiquiatría que se ocupa de la niñez ingresando en el psicoanálisis.Entre nosotros había psiquiatras que se ocupaban de la niñez(Ver Nota *) pero no estaban organizados como cuerpo orgánico que asistía como tal a los hospitales .
El poder, las lógicas y la apropiación
Al plantear el problema no me limito al ejercicio del poder -que obviamente estaba en juego- sino que me ciño al terreno de las lógicas, las identificaciones, las diferentes maneras de transformar lo que se ve y escucha de un paciente. Pediatras y psicólogos poníamos en pràctica distintas operaciones de transformación, fundamentadas en diversas teorias,lo que creaba diferentes pacientes porque los interrogantes para la analizar misma situación no coinciden.
Para avanzar en un análisis somero de lo que sucedía entonces, podemos considerar una triple arternativa en juego,la del cuerpo, la de los procesos psiquicos y la de las configuraciones vinculares.
Los psicoanalistas subrayábamos los vinculos y la vida psiquica del/a niño / a y de los miembros de su familia,lo que determinaba que nos comunicásemos con los padres de manera original y sorprendente para los pediatras.
En cambio, para nosotros lo nuevo era el contacto con el cuerpo de los niños y de las niñas que asistían a las consultas o se internaban en la sala.
Paulatinamente se produjo lo que en otro artículo denomino «la apropiación» y se refiere al uso de los discursos psicoanalíticos que paulatinamente comenzaron a llevar a cabo los pediatras (Giberti E. ).Cuando alguno de ellos intentaba comprender a un pequeño consultante desde una perspectiva edipica lo mirábamos con desconfianza :»¿Viste cómo habla del Edipo?- decíamos- Como si supiera de qué está hablando.» En realidad, algunos pediatras habían comenzado a frecuentar la literatura psicoanalítica y había quienes iniciaban su análisis,a lo que se sumaba la presión que por medio de Escuela paraPadres se ejercía en los medios de comunicación cuyos articulos ellos leían; algunos de ellos también escuahaban los microprogramas que yo producía por radio, posteriormente en teve. Era tan evidente su lectura de mis artículos que algunos de ellos llegaron a decirme que «podrían inicarme juicio por práctica indebida de la medicina». En esa época introduje el psicoanalisis en los medios de comunicación mediante la divulgación(Giberti E. ).(Ver en Area Escuela para Padres)
Se había creado una práctica significante capaz de producir sentidos y hacerlos circular-al decir de Eliseo Veron- y dichas significaciones provenientes del psicoanàlisis que habíamos incorporado a la cotidianidad pediátrica, se habían convertido en instrumentos para los médicos.Lo cual constituía una apropiación- según nuestro criterio en aquella época- destinado a incrementar el poder de las prácticas hegemónicas de la Medicina.
Pensábamos en esos términos porque advertíamos que el reconociminto del lenguaje y de las teorías psicoanalíticas no implicaba reconocimiento de nosotras como profesionales, sino que ese lenguaje y las teorías adquirían rigor porque las utilizaban los pediatras.
Menendez( 1979) fué quien con aportó un interrogante capaz de evaluar estas modalidades de los pediatras en aquel entonces:»¿Qué es lo que constituye la realidad de una teoría?¿Aquello que se manifiesta en su documentación bibliográfica o aquello que se constituye en su práctica, incluída dicha documentación?» O sea, había mucho para conversar entre nosotros. Enfrentábamos dos discursos y dos prácticas respecto de lo que se ofrecía al niño sufriente y a su madre- o a su familia-en aquella época.
Recordemos que en ese entonces el Hospital de Niños convocaba toda clase de consultas , las que provenían de la Capital Federal y las que llegaban desde el conurbano y algunas de provincias.
La residencia
La creación de la residencia hospitalaria(Ponce H. y Mayer M.1987 ) demandaría un largo análisis
En este sentido,un dato interesante es el que resulta de una modificación ideológica que se incrustó en el corpus filosófico de la residencia.Pensada y construída para que fuera utilizada por los psicólogos, rápidamente se logró la inclusión de médicos interesados en obtener una formación psicológica.(Garcia Barthe M. )
La pretensión de la puesta en acto de la residencia fué que médicos y psicólogos cumplirían»idénticas funciones». Lo cual constituye una evidencia de los conflictos que vengo enunciando : cuando los médicos comprendieron los beneficios que podría significar un abordaje diferente del habitual, decidieron ellos también formar parte de la residencia.
Los pediatras tenían que «completar» su formación cursando Psicología en la Facultad de Filosofía y Letras y los psicólogos debían cursar Pediatría en la Facultad de Medicina.Esa no fué la clave de la interdisciplina dadas las dificultades de orden psicológico, del orden de la pertenencia, que enconaba a ambos sectores entre si.
Pensar en la creación de novedades, y de soluciones creativas, nos conduce a este modelo en el cual la solucion es creativa, técnica y teorica , pero la más importante fue la creatividad institucional ; algo nuevo cuya eficacia continúa siendo actual. Para la aparición de algo nuevo, primero tiene que haber diferencias.
Diferencias y afinidades
Debemos preguntarnos qué se requiere para que aparezca algo nuevo: diferencia y afinidad;¿que ocurre cuando no hay afinidades o no se soporte la diferencia? Para que exista un margen de intercambio tiene que haber no solo diferencia sino tolerancia, para que el otro sea mirada dentro de un m arco que admite zonas grises, que son importantes.
En el texto de D.Maldavsky,(1997) Las ciencias de la subjetividad, puede encontrarse un cuidadoso análisis de esta Ìndole de relaciones, y también estudios acerca de la diferencia teórica, y de la creacion de la afinidad .
Dentro de este marco, la posibilidad de desarrollo creativo para que surja algo nuevo depende del tipo de relación que establecemos con lo diferente, que se inicia en el arrasamiento o en el doblegamiento. Existen otras soluciones de mayor compromiso , y otras que son más superficiales Pero la mas dificil es aquella en la que surge algo nuevo, lo que implica que cada uno revise su relación con sus propios fundamentos.
Por eso planteo el tema no solo en el terreno politico ideológico, de lucha por el poder sino a partir de dos lógicas con identificaciones pertinentes porque cada protagonista estaba identificado con su origen , con su marca «Yo soy médico ,» yo soy psicoanalista» para diferenciarse y cada uno tuvo que revisar sus propios proyectos y encontrar a aquel que los comprometiera a ambos.
En este modelo se trataría de un padecimiento no sólo individual sino compartido grupalmente, que reunía a distintos profesionales y que debió estar en la base de esta convergencia que precisaba sus lideres .Al mismo tiempo hacía falta otra gente que sostuviesa la convergencia.Tanto era necesaria esta gestión de liderazgo y apoyo que cuando Escardó se jubiló(1965) y se retiró del hospital, las psicólogas dejaron de trabajar en la Sala 17 y muchas de ellas se vieron obligadas a abandonar sus actividades debido a la férrea oposición que las nuevas autoridades (Robles Gorriti y Alberto Campos) pusieron de manifiesto
Ambos traían como proyecto una reestructuración de toda el área Psi, en sus distintos niveles, lo cual correspondía a una reestruccturación hospitalaria general; por lo tanto, era esperable que se produjesen modificaciones que se evaluaron necesarias.Pero éste no era el problema que se planteó. La descripción del mismo corresponde a otros evaluadores de la gestión de dichos profesionales en general.
En lo personal debo recordar que Alberto Campos me citó en su despacho para informarme que, si yo pretendía continuar dirigiendo Escuela paraPadres-que tenía su sede en la Cátedra- debía interrumpir mi colaboración en los medios de
comunicación. Entendía que ésa era una práctica carente de seriedad e incompatible con los criterios de las nuevas autoridades. Le solicité la indicación por escrito- solicitud que no fué aceptada-y a pesar de la misma mantuve, hasta 1973, la dirección de la Escuela para Padres y mi producción en el periodismo. Mi decisión de interrumpir su labor se debió a otros motivos, segun consta en los documentos que pueden conocerse siguiendo las citas bibliográficas.
Sintetizando es posible decir que fué un encuentro entre dos grupos diferentes; la diferencia puede tener distintos destinos, sobre todo si además de las diferencias encontrábamos afinidades entre ambos grupos
Afinidades mayores con los pediatras, respecto de las que pudo haber con los psiquiatras; ya se había producido una sensibilización debido a la asistencia de los pediatras a las clases destinadas a enseñar psicoanálisis: la curiosidad se mezclaba con el interés por asociar lo que escuchaban con su propia historia de vida. Era habitual que alguno de ellos se acercase a una psicóloga y le hiciera preguntas acerca de determinadas historias de su vida.
Lo que cada grupo le ofrecía al otro era un conjunto de frases, argumentos que relacionados con lo que al propio grupo se le transforma en pregunta.
En este aspecto aparecía claramente un padecimiento de los médicos desordenados por lecturas o escuchas que el sentido común podia apoyar. A los psicólogos los acompañaba el desconcierto de un cuerpo en crecimiento, las enfermedades de los chicos, comprobar- por decirlo de modo simplista y reduccionista- el efecto de los conflictos entre los padres en el cuerpo del niño . Para cada grupo lo que el otro aportaba era un conjunto de argumentos para los cuales había respuestas que abrian un nuevo campo de afinidad por complementos.Afinidades en complementariedad de saberes.
Pero, entender las respuestas del otro era dificil porque cada cual partia con su propio conjunto de hipotesis que los había marcado originalmente así como las eticas y tradiciones respectivas. No teníamos tradición en residencias ni en el mundo Psi. También es preciso tener en cuenta una caracteristica de quienes trabajan con niños: los pediatras son sensibles al desarrollo de ciencias nuevas y muchos de ellos pueden darle una buena recepción en terminos globales.
A veces se sobrellevan padecimientos sin darnos cuenta; pero aqui teníamos
conciencia y por eso encaramos una búsqueda activa de soluciones. Cuando no hay conciencia del padecer no se encara una búsqueda.El ejemplo más claro radica en que, en aquellos tiempos, ni pediatras ni psicólogos asumíamos la que hoy se denomina violencia en las familias, ni los abusos sexuales.
Carecíamos de criterios teóricos para abordar determinados padecimientos reales de otros. Actualmente, darnos cuenta de lo que nos sucedía obliga a una revisión autocrítica de lo sucedido hace treinta años.
Esa es una forma de la creatividad fundada en la memoria, que implica preguntarnos ¿qué será lo que hoy no podemos o no sabemos comprender?
BIBLIOGRAFIA Y NOTAS
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GARCIA BARTHE M. Op. Cit.
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GIBERTI E. y EHREMBOCK R. (1971): Funcionamiento del Consultorio de Adolescentes, en Idem anterior; Año 2;Nº2.
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GIBERTI E(1996, 1993,1995,1990) : Psicoanalisis y medios de comunicaciÛn, en lunes DE PSICOANALISIS EN LA BIBLIOTECA NACIONAL, Comp.M Moresco.Ed Lugar; Bs.As. ; Cf.tambiÈn Los psicoanalistas y la divulgaciòn en Rev.TOPIA;Año IV; Nº11;Bs.As. TambiÈn Psicoanálisis en divulgación, en Rev. GACETA PLICOLOGICA Nº 96; Bs.As. 1993; también en Psicoanalisis y divulgaciÛn en TODO ES HISTORIA; Nº 280; BS.AS; 1990. Y en Los psicoanalistas y los medios en ACTUALIDAD PSICOLOGICA;Bs.As. Mayo 1995
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MENENDEZ E. (1979): CURA Y CONTROL. Nueva Imagen;Mexico
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NOTAS
(*)Acerca del uso de la palabra niñez puede consultarse un desarrollo crÌtico de la misma en GIBERTI E. y CHAVANNREAU DE GORE: ADOPCION Y SILENCIOS, Sudamericana, y en GIBERTI E y Otros en POLITICAS Y NIÑEZ, Ed. Losada.
(**)Primer Congreso de Psicopatologia Infanto-Juvenil (1969).En dicho Congreso presentamos Ansiedades y Defensas Familiares ante el Niño internado : Giberti E., Meler I., Baretto R., Zeigner S.. También El hospital como objeto parcial y «Lo» psicológico en una Sala de Pediatría.Material inéditos.
(***) Desde 1964 hasta 1967 me desempeñè como Jefa de la sección Psicologia del Consultorio de Adolescentes de la 2º Cátedrade Pediatria .
Desde 1967 hasta 1970 Jefa de Consultorio Externo de Clinica Psicológica.Idem
1960-1966: Instructora para los alumnos de Pediatría, en el Consultorio Externo Idem
1966 a 1969 :Instructora y supervisora para la residencia en Psicología Clinica_ Idem.