La pérdida del aire de familia

Editado por Revista de FEPRA, Federacion de psicologos de Argentina,en octubre 2001

Por Eva Giberti

Los partidos politicos que operaban en el histórico menu sociopolítico de nuestro país,cuyas posiciones regularon el orden social durante siglos, tenían un aire de familia que nos permitía vincularlos entre si. Tanto las convenciones que los partidos conservadores estimaban imprescindibles como las propuestas insurreccionales que los partidos revolucionarios proponian, se articulaban e instituian como referentes contradictorios y/o antagónicos. Para la comunidad constituían «lo conocido». Aquel aire de familia es lo que hoy en día está ausente y fue sustituído por un suspenso ominoso que presagia catátrofes.
En Argentina contábamos con un orden social establecido en diversos niveles. Un nivel respondía,por una parte a la distribución del dinero entre los habitantes del pais y estaba caracterizado por la desproporcion que existia-existe-en cuanto a la disponibilidad de bienes por parte de los ricos y de los pobres;por otra parte , la relacion del pais con un poder internacional que nos mantiene en condicion de deudores permanentes .Otro nivel, asociado a los procesos anteriormente mencionados, generador de un creciente sentimiento de injusticia.
Se trata de dos niveles: el dinero y la economía junto con la justicia-injusticia que se integran en la construccion y permanencia del orden social y que actúan como referentes cotidianos. Tanto la economía cuanto la aplicación de la justicia solian-suelen-descolocarnos merced a sus desaciertos y arbitrariedaes. No obstante, la familiaridad con el funcionamiento de estos referentes autorizaba transacciones del psiquismo y tambien la busqueda de conductas acomodaticias u opositoras a las convenciones consagradas por la resignacion. Quienes eligieron esta ultima alternativa comenzaron a adherir, por ejemplo, a los movimientos antiglobalizadores. Seattle, Davos, Porto Alegre , Genova (con sus respectivas diversificaciones) sugerían desórdenes prometedores y tambien el rescate de algunas utopias que permitiesen transformar, mediante otros ordenamientos, la redistribución del dinero y el reconocimiento de los derechos humanos .
La aspiración a una calidad de vida superadora de miserias, injusticias e impotencias gestada en estos movimientos globalofóbicos quizás no claudiquen como efecto de los sucesos actuales, pero deberán reformular las utopías; las consignas que se vociferaban exigiendo el resarcimiento de los agravios socioeconómicos contra los países pobres han debido introducir una pausa para dar lugar al silencio boquiabierto ante lo que pueden producir los hijos de los «paises atrasados» . Asistimos entonces al quiebre del aire de familia que derivaba de un ordenamiento conocido.
Las dimensiones simbólicas asociadas con dicha familiaridad han sido catapultadas hacia meridianos desconocidos, asi como las coherencias existentes con las que se contaba y se daban por supuestas, más allá de los cambios que la posmodernidad introdujo.
Disponiamos de dos relatos (el que correspondia al orden de la justicia y el derivado del orden del dinero) que garantizaban coherencia al conjunto de organismos e instituciones nacionales y privadas. Para probarlo era posible apelar a la Corte Internacional de La Haya, a la OEA, a las Naciones Unidas y a otros resonadores internacionales.
Hasta ese momento nos posicionabamos en la comunidad de acuerdo con los parámetros que estaban en juego, que aunque deshilachados, rengueando u ortopédicamente sostenidos eran los que nos habían acompañado a partir de las tradiciones y de las propìas historias personales.
La cotidianidad
Habitualmente la organización libidinal de los sujetos comprometía-de manera exitosa o frustrada- las erogeneidades ligadas al sentimiento de justicia y al valor del dinero, como David Maldavsky(1992) lo enunciaria.De tal modo quedaban avaladas como previsibles las ligaduras , sus cortes y suturas. Sucedia de este modo en la epoca en la cual el equilibrio juridico y economico de Occidente estaba ordenado y naturalizado de acuerdo con el canon de «lo que debia ser»,»lo bueno»,»lo deseable». Naturalizado y aun esencializado como inamovible y esencial, otorgándole familiaridad y coincidencias con nuestras historias personales.
De pronto, el Oriente irrumpio con un nuevo estilo, y el equilibrio pretendidamente inquebrantable de los patrones de Occidente se pulverizó, se incendió y se derrumbó. La eleccion del terrorismo como estrategia criminal que agito la piedad y la compasion por las victimas , tambien puso al descubierto el cuestionamiento civico acerca del equilibrio jurídico y economico de la nación que gestaba universos tercermundistas explotados y aniquilados.
Angustias y utopias en jaque
La angustia que aquellas escenas vividas el 11 de setiembre aun producen está ligada con la perdida de los simbolos del orden que históricamente nos acompaño.Incluyendo la revision o la caida de las utopias correlativas con dicho orden. Si la desercion de las utopias, que según Freud funcionan como defensas frente al desamparo, se incrementase, desembocariamos en la pregunta que Maldavsky se formulo refiriendose al tema:¿ cómo se puede convivir en estado de inermidad por falta de utopias?(2001) ¿Podremos recrearlas? ¿Cómo responderá el orden del deseo?
Los referentes nacionales todavía no acuerdan en aclararnos si nuestro país es seguro o si es inseguro, pero advertimos que se ha modificado la aspiracion que rezaba «mejor nos vamos a vivir a Estados Unidos» ,ahora convertido en «mejor nos quedamos».
Desde otra perspectiva ,los sustitutos simbólicos que Lacan postulo cuando se refirio a la función paterna y al Ideal del Yo asociado con la funcion, promete la aparición de otros ordenadores mediante la posibilidad de recoger o levantar el punto que se corrió en la trama que teje cada historia personal ; es posible retejerla y otro ideal puede sustituir al anterior. Si, pero la trama, a partir de dicha maniobra sustituyente, inaugura otra historia reciclada con la inclusión de una falla insomne. Mientras tanto la trama está abierta y nosotr@s suspendid@s en «el áspero borde de la nada».¿Tendremos que elegir donde posicionarnos?¿Podremos elegir?Porque ya no se trata de dudar entre socialismo o liberalismo. Los bandos son otros. Se ha vuelto a hablar de las guerras santas, pero si se trata de participar en ellas, ya no nos asiste Mio Cid , el Campeador de las causas justas, que no regresó de aquella escena que protagonizó como jinete trinfante arrasando a los moros en las españolas playas de Peñiscola, en un inolvidable galope corto, rumbo a la leyenda. (**)
La guerra volvió a adquirir vigencia nominal, y ahora la guerra como presupuesto existencial de la política ( en su versión destructiva, según Carl Schmitt), ilustra la inquietud sugerente de estos días.Los intentos por frenarla, o delimitarla están en manos de esos políticos para quienes la guerra constituye su propuesta existencial.
¿Donde estamos?
¿Dónde estamos los psicologos y las psicologas? Quizá en los mundos superpuestos que describieron Puget y Wender (1982) en los que pacientes, analizandos , analistas y psicoterapeutas perdíamos las diferencias frente al terrorismo de Estado, exceptuando el diploma identitario que ganamos en la Universidad.
Estamos alertas ante Esa Cosa que podría suceder, en circunstancias en las que el potencial del verbo nos autoriza a pensarnos y a sentirnos participando del estatuto anticipatorio de las victimas en borrador (Giberti E.2001).
La producción económica de quienes trabajan en el mundo psi declinaba en consonancia con el estado general del país. Frente a este avatar,más allá de las decisiones personales, se vuelve a plantear la profesionalización individual lateralizando cualquier compromiso grupal, colectivo, sindical, o bien el ejercicio profesional avalando un tropismo positivo hacia otros colegas .Ambas alternativas forman parte de una concepción política del quehacer, la profesión,el rol, el arte, la identidad de los psicologos y de las psicólogas.
Desconocemos que se nos ofrecerá , que podremos hacer y que sabremos hacer a partir del fantasma de Esa Cosa que, quizas, se mantenga en un horizonte lejano en lugar de avanzar , impregnándonos. Cualquiera sea la realidad que podremos construir o que se nos imponga, el pensamiento nómade, que sin desdeñar lo conocido se desata de sus ataduras, es capaz de sostenernos ante la necesidad de modificar los dogmas y las convicciones que nos acompañaron hasta ahora.(Giberti E. 1999)
Aunque podamos re-sentir las pavuras inauguradas durante la niñez ,acordes con la densidad del arrasamiento que cada cual registre, contamos con herramientas capaces de reforzarse e incluir modificaciones en el ejercicio conflictivo y creador de la actividad cotidiana. ¿Alcanzará con disponer de herramientas?
¿Contaremos con personas y con instituciones que quieran incluírnos en sus nuevos e imprevisibles proyectos si nos limitamos a reiterar la fidelidad hacia lo aprendido? En agosto del 2001 estos interrogantes hubiesen sido diagnosticados como melancolizantes.¿ Y en el dia de hoy?
BIBLIOGRAFIA Y NOTAS
FRASER N. (1997) :IUSTITIA INTERRUPTA,Siglo del Hombre Editores; Bogota
GIBERTI E. (1999): Un acompañamiento nomade en psicoterapias y psicoanalisis, en Revista NOMADAS,Nº 10, Univ. Central, Bogota.
GIBERTI E.(2001): Piedad, compasión, justicia en Pagina 12, 21 de setiembre
MALDAVSKY D. (1992):TEORIA Y CLINICA DE LOS PROCESOS TOXICOS, Amorrortu
MALDAVSKY D.(2001): Comunicación personal
PUGET J. y WENDER L.(1982): Analista y paciente en mundos superpuestos. En PSICOANALISIS IV
(**) Me refiero a la ultima escena de El Cid, pelicula protagonizada por Charlton Heston y Sofia Loren, dirigida por A.Mann y producida por S. Bronston en 1961

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