Violencia, maltrato y abuso

Deconstruyendo el abuso de poder en los vínculos.
Congreso internacional, del 2 al 4 de noviembre 2007. Buenos Aires. Discurso de apertura, a cargo de Eva Giberti.

Las coordinadas de este congreso analizan las apoyaturas teóricas y técnicas que marcan la centralidad de temas denominados violencias, malostratos y abusos y avanzan en la lectura política y en la construcción cultural que estos temas suscitan. Las diversas posiciones teóricas y las prácticas de quienes   participan en este encuentro constituyen ellas mismas una dimensión política y cultural que posibilitarà eludir las ensoñaciones voluntaristas a los que son aficionados quienes hablan de enfermedad social, aquellos imaginan una epoca dorada y un retorno al Paraiso Original excluyente de malos tratos y violencias.
Ensoñaciones ajenas al registro del poder como variable sustantiva de las prácticas sociales, económicas, psicológicas.
Postular una perspectiva imparcial en estos temas resulta imposible ya que la diferencia y las diferencias que nos separan tanto de los violentos cuanto de los abusadores de poder son irreductibles.
Al respecto corresponde recordar las diferencias que Freud menciona en Más allá del principio del Placer, asociadas con las afinidades: el encuentro entre ambas crea la tensión vital que necesitamos para avanzar en los trabajos que las distintas violencias nos demanda en el conjunto de afinidades y diferencias. Ese conjunto de tensión vital formado por afinidades y diferencias es el que sostendrá las horas de este Congreso. Que tiene que quedar protegido de las irrupciones e intrusiones desmesuradas que tienden a barrer con esta organización convivencial de afinidades y diferencias con lo cual se destruyen las afinidades y de este modo se pierde el valor de las diferencias.
Sartre decía que el terrorismo es la abolición de las diferencias. (crítica a la razón dialéctica, introducción). Este registro de las diferenciasmarca la dimensión política y cultural del enfrentamiento ético e ideológico tanto con los violentos cuanto con aquellas posturas que desde la justicia, la función pública y desde la psicologia–honorarios mediante-negocian con los victimarios o los defienden. Estas personas son las que irrumpen en nuestros ámbitos de tensión vital ejercitando el terrorismo de las revinculaciones obligadas y de las mediaciones pretendidamente protectoras de la recuperación familiar.
Estoy planteando la importancia de la diferencia como dato político y culturalmente irreductible que es el que orienta las decisiones en materia prevención, asistencia a las victimas y sanciones a los responsables. Circunstancia que funda cualquier proyecto deconstructivo, ya que analizar y oponerse a los abusos de poder significa enfrentarse-en el sentido de encarar en un frente a frente con otros- por oposición de criterios, con quienes deciden ignorar o transgredir los derechos de aquellos cuyas vulnerabilidades son prioritarias o se encuentran desvalidos.
Se trata   de rechazar simplificaciones que disimulan la lucha entre opciones culturales y reconocer la importancia de los matices

Y hablando de matices, veamos algo de las victimas

Los matices, son un grado de la diferencia (y no una diferencia de grado). Porque, mirada la tradición filosófica occidental desde el punto de vista de las víctimas, no es apenas una diferencia de grado una niña violada por su padre que un anciano maltratado por sus hijos. Quienes defienden al incestuoso y eluden sentenciar su condena son aquellos que irrumpen  mediante el abuso de poder en esa tensión vital que articula afinidades y diferencias de quienes trabajamos en defensa de los derechos de niños y de niñas-
Estamos hablando, pues, de víctimas. En términos puramente generales, este tipo de definiciones “suenan bien” y son capaces de llenar varias páginas de una revista de actualidad. Pero no sirven para nada cuando de la frase feliz se pasa a la dura exigencia académica – en donde el profesional procura cumplir con pautas epistemológicas más severas que las pautas periodísticas – o a la aún más dura exigencia de la experiencia de campo – en donde el agente que interviene se encuentra cara a cara con la víctima.
La pretensión de una imaginaria armonía en un mundo sin abusos de poder intercepta la posibilidad de reconocer la división social (quienes están del lado de los abusadores , violadores y actuantes de toda forma de violencia y quiénes del otro lado) como dato intrínseco para cualquier análisis riguroso,
Este punto que subraya la división entre los abusadores de poder y nosotros, y las diferencias que de ello resultan , constituye un marcador y un campo de inflexión en el cual nos movemos quienes intervenimos en estos problemas. Es un campo que tensa, permanentemente, la relación entre decisiones éticas y decisiones culturales y políticas, todas ellas orientadas según la formación de profesionales de las distintas especialidades. Es decir, nos movemos en territorios d e inestabilidad permanente que son el producto de dicha tensión y de las distintas alternativas que las diversas especialidades convocan.
Sucede de este modo en tanto y cuanto participamos del territorio de la cultura como proceso, como objeto histórico que se transforma y que nos transforma incesantemente
Las valoraciones y las críticas acerca de la violencia se dan, entonces, en este ambiente. Las diversas formas de entender quién y porqué es una víctima, también. Se ha creado una nueva cepa de víctimas, nueva por el discurso que las define y sostiene. La lucha por la vigencia de los derechos humanos en general, la lucha por los derechos de las víctimas del abuso y el maltrato, también. No era lo mismo defender estos principios en los años 50 que a principios del siglo XXI.

Ahora un comentario acerca de la época en que nos movemos

La posmodernidad y la globalización instalaron sus polémicas. Una mirada apocalíptica propuso que habíamos caído en una crisis de valores tan severa que el ser humano avanzaba fatalmente hacia la barbarie. Las migraciones crecientes y el desarraigo de enormes contingentes étnicos, la desocupación y la violencia social en la cual se crían nuevas generaciones de jóvenes, la hegemonía de los medios masivos de comunicación, etc., estarían provocando una situación de anomia que conducen a la humanidad hacia una especie de armagedón cultural donde todo es confusión y pura opresión.
Habría en esa descripción algo de cierto. Lo intuye cualquiera que tenga edad suficiente para recordar la diferencia entre un ladrón que entró a su casa en los años 50 y otro que lo hizo hace una semana. “Hasta los chorros perdieron los códigos!” diría el título de un diario.
Otra mirada, en cambio, sugiere que la visibilización de actores culturales y sociales que estaban ocultos, que la aparición de nuevas reglas del juego entre ellos y el poder, no necesariamente nos lleva a la degradación final. También podría tratarse del comienzo de una crisis de los proyectos hegemonizadores. Y es en este contexto en donde se debaten estos temas en un congreso sobre violencia, abuso y maltrato, que se encuentra instalado, precisamente, en uno de los centros de la crisis de proyectos de hegemonía.
Estaríamos, en realidad, en el nuevo mundo de lo multiétnico y de lo multicultural, ese mundo – miremos a nuestro alrededor – en el cual conviven como pueden la cumbia boliviana con los jóvenes góticos (que no son lo mismo que los adolescentes “darck”), el rock con la cumbia testimonial, las instalaciones de vanguardia en los museos privados con el movimiento del graffiti urbano, los paraguayos con los bolivianos y éstos con los argentinos esperando los mismos transportes públicos en once y constitución, para viajar a un ambiente suburbano en donde el idioma se unifica antes a través del programa de Tinelli que a través del sistema de educación pública.

Otra perspectiva que añado : cuando

se asume realizar un informe ante la solicitud de un juez o de parte debido a una denuncia por una criatura violada, sabemos que psicólogos y psicólogas arriesgamos una querella producida por el violador y arriesgamos también una escucha judicial que puede desconocer la calidad del diagnóstico y pronóstico que el o la colega hayan avalado. El hecho, ampliamente difundido pone al descubierto la trama que instala el abuso de poder que no se reconoce como tal, sino que se despliega mediante argumentos que parten de la búsqueda de “la verdad”.es decir, introduciendo una dimensión metafísica en lugar de asumir desde el inicio la verosimilitud de las palabras y los gestos de las víctimas, cualquiera sean ellas. Posición que define el registro de la diferencia: en materia derechos no son iguales, ni equivalentes, ni idénticos víctimas y victimarios (a los que, utilizando un lenguaje actual que personalmente no comparto pero respeto en tanto y cuanto se lo fundamente, se los denomina ofensores y ofendidos). Este nivel de análisis de la diferencia reside en la asimetría que se establece entre quienes informan técnicamente(los psicólogos) y quienes sentencian(los jueces)
Es el primer anclaje que el abuso de poder ignora desde las instituciones oficiales y aun desde las organizaciones familiares que niegan los hechos o los banalizan. El ejemplo que aporté puede multiplicarse en diversos ámbitos y ser sobrellevado por distintos profesionales,
El descrédito de sus técnicas y diagnósticos lo padecen no sólo los profesionales y las víctimas sino también quienes denuncian: por ejemplo cuando las organizaciones especializadas y los medios de comunicación no se callan ante la violencia policial o la violencia laboral, así como los malos tratos en los geriátricos y en aquellas escuelas en las que la docencia ejercita discriminación contra los bolivianos o los paraguayos; así como quienes denuncian la pléyade de acosos sexuales, golpes y homicidios que en distintas regiones de mi país y de otros ilustran la violencia contra las mujeres, paradigma del culto al abuso de poder , dicho sea en homenaje a Romina Tejerina.
La asimetría entre quienes abusan de su poder cualquiera éste sea, está soportada por las diferencias económicas –como segmento significativo de una cultura- que regulan las relaciones y los vínculos. Seria ingenuo pensar que solo la educación, la apreciación psicológica y los estudios sociológicos podrían orientarnos en el enfrentamiento contra las violencias, La violencia no depende de la posición social del víctimas y victimarios, un elemental análisis de la producción del abuso de poder nos conduce a confirmar que quienes no disponen de bienes económicos padecen una particular forma de vulnerabilidad. Aquella que los posiciona en el laberinto de las obediencias múltiples y de los sometimientos

Que tenemos que deconstruir y por lo tanto, desideologizar e impedir?

1)que el abuso de poder –en tanto ejercicio-sea atributo de los adultos en relación con niños y niñas, así como de los varones respecto de las mujeres, de los heterosexuales respecto de los transgéneros, de los adultos respecto de los adultos mayores o de quienes disponen enteramente de su físico respecto de las personas con capacidades especiales.
2)que el abuso de poder también sea legalmente impuesto ,mediante su ejercicio en instituciones de diversa índole.
3)que el abuso de poder constituya un modo de acción disciplinador y normativo contra niños niñas y adolescentes , mujeres e incluyendo trasgéneros.
4)que el abuso de poder esté localizado legal y legítimamente en una institución paradigmáticamente vincular , como las familias. También que se legalice y legitima localizándolo en instituciones que ,por su calidad normativa funcionan como garantes del orden social.(juzgados, escuelas, universidades, hospitales y otras.)
Estas formas del abuso se diseñan y funcionan mediante una correa de transmisión que se denomina vínculos. Los vínculos transmiten e impulsan los mensajes, las sensaciones, las intenciones, las necesidades y los deseos de cada quien respecto del otro o de la otra. Y no se limitan a este modo de acción, sino que una vez que se ha transmitido lo que sea, en nuestro caso el ejercicio del abuso de poder, esa transmisión como en la música, una vez finalizado el acorde, los armónicos que formaban parte de los sonidos, persisten en el aire, lo impregnan y califican. Los armónicos que no tienen cosa alguna que ver con lo armonioso, son tan solo modalidades de permanencia y d e persistencia en el aire, como fenómeno de la física; son los responsables de la creación de climas violentos cuya eficacia se registra en las instituciones en el trato dialogal persona a persona y en la impregnación del ambiente en el que habita la convivencia.
Constituye el fenómeno de la violencia anónima de lo cual poco se habla y nos conduce y nos incrusta en la lectura crítica de las currículas universitarias, con demasiada frecuencia aisladas de los temas y problemas que son propios de America latina
Veamos ahora la responsabilidad de las currículas universitarias
Algunas currículas tienden a la creación de intelectuales mínimos, incapaces de plantearse problemas y de escudriñar la realidad (hugo zemelman m 100)
Lo cual nos conduce a la subjetividad de los profesionales y a sus relaciones con las violencias y el abuso de poder, conceptos ambos que no constituyen patrimonios de las disciplinas psicológicas sino demandan el resguardo de otras disciplinas, como las ciencia políticas, jurídicas , históricas y antropológicas para lograr entender de que hablamos y posicionarnos de acuerdo con quienes seamos.
¿quienes queremos ser ante los efectos de las violencias? ¿quiénes queremos ser, cómo posicionarnos ante la nueva conciencia que denuncia las violencias y que al mismo tiempo abre el campo para las improvisaciones ,los negocios en forma de cursos que solo repiten lo que ya está escrito porque no disponen de experiencia ni de antecedentes pragmáticos o académicos?¿cómo intervenir si nuestras universidades ,hablo en general y haciendo excepción del algunas cátedras, nuestras universidades eluden sistemáticamente el análisis del tema víctimas y violencias en cualesquiera de sus formas? Repito, con exclusión de las escasas cátedras que avanzan en el tema. Hablo de las ideologías que regulan las currículas de nuestras universidades .
Este es un fenómeno cultural que engendra profesionales alejados del saber acerca de las víctimas.
Hoy en día se reconoce el interés universitario acerca de los diversos cánones que analizan la subjetividad así como la ausencia de categorización de lo que serian “las violencias”.en sus diversas instancias.
Las violencias en el marco de las políticas sociales   y culturales en las que se mueven los sujetos y que contribuyen en la estructuración de la personalidad resulta omitida del análisis .difícilmente se tiene en cuenta que los modos de reacción subjetivados han atravesado por procesos subjetivantes diseñados desde las pautas de dominación política. Que a veces se denominan pautas culturales.
¿Cuales son las condiciones de posibilidad que dirigen y orientan los parámetros de este congreso?
Reconocer que estamos en la intemperie e materia deconstrucción del poder y diferentes formas de violencia
Podemos pensar que la lógica de la inhumanidad asociada a las lógicas del mercado, del consumismo, de las adicciones( a la teve, al trabajo ,al alcohol, es decir, a las lógicas de quedar atrapados por otras cosas ajenas a los sentimientos hacia el otro) intervienen en la construcción de las relaciones vitales y vinculares. Las lógicas están reguladas por lo orgánico brutal, por la necesidad de satisfacerse, si estoy nervioso no me aguanto y pego, si empecé a pegar sigo pegando como el adicto, no puedo detenerme, como no puedo dejar de comprar, es decir, no puedo dejar de.
Registramos entonces la presencia de mecanismos sociales que inhiben la compasión y la solidaridad al mismo tiempo que producen el daño y garantizan la indiferencia moral hacia la víctima: es la lógica de la inhumanidad que este Congreso interpela
Este congreso pretende construir cobijos mediante conocimientos no solamente desde los canones ya transitados   sino incluyendo otras perspectivas    ya sea en cuanto a las teorías cuanto a las técnicas habituales así como pretende también establecer redes ; proyectos que no titubean en denunciar o en mediar pero a partir del reconocimiento de las diferencias. Y construir poder político desde las diferentes posiciones para ocupar el lugar como profesionales de quienes toman decisiones.
Entonces, estamos frente a un problema cultural – entendiendo por cultural,   esa «escena» donde se dramatiza los conflictos sociales y donde se está luchando por y contra el poder. En este terreno no hay espacio para las ingenuidades ni lo hay para la superficialidad. Vamos entonces a compartir dos días en estado de alerta y de escucha recíproca.

Violencia.
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