El contexto histórico social y sus consecuencias en los derechos de niños y jóvenes.
Jornada en el marco de los 30 años / 1976 – 24 de Marzo – 2006Relación entre la apropiación de niños y niñas por el terrorismo de Estado y tráfico con niños, particularmente en nuestro pais.
La idea de tráfico con niños y niñas no precisa una extensa descripción. Es sabido que constituye una forma de la trata de y con personas que se trasladan desde su lugar de origen hacia otras latitudes para ser explotados, esclavizados por quienes los trafican o por aquellos a quienes se les entregan a cambio de dinero.
También se conoce el tráfico con niños mediante una estrategia en busca de adopción. Son las criaturas que los intermediarios ofrecen a quienes se postulan como padres adoptivos, tanto en nuestro país cuanto en el exterior. Entre nosotros no se autoriza la adopción internacional pero si el tráfico interno, el traslado desde una provincia hacia ciudad de Bs.As. por medio de quienes se conectan con las madres que necesitan buscar una familia para sus criaturas -a las que no podrán mantener, ni logran apoyo estatal para ello- y debido a su exclusión social, o a su marginalidad o a su pobreza extrema y falta de recursos sociales se desprenden del niño o niña. A cambio por lo general, de un par de zapatillas, o de chapa para cubrir su vivienda. El dinero que los postulantes a padres entregan queda en manos de los intermediarios. Esta modalidad que suele finalizar con el denominado sistema de «guardas puestas» o bien inscribiendo al niño como propio es habitual en nuestro medio. Constituye un escándalo ético y social tolerado por la justicia y consagrado por quienes no pudiendo engendrar apelan a la violación de los derechos del niño.
El punto en el cual articularé este escándalo con el terrorismo de Estado atraviesa 1) por la identidad de esas criaturas y 2) por el aprendizaje social que significó la apropiación de niños durante dicho terrorismo.
La identidad se entiende como como un bien y un derecho propios .Ese derecho y ese bien propios pueden ser ejercidos por los adultos según sea su diseño para la descendencia humana. Es decir el proceso de construcción identidad debería responder a prácticas proteccionales Su estatuto se caracteriza por la articulación que se establece entre la vulnerabilidad de los niños y el ejercicio de poder por parte de los adultos .
Las identidades parten de aquello que los otros significativos, representativos hagan con cada chico. No se trata de cualquier otro, sino de otros significativos.
En este territorio de los otros capaces de ejercer poder en beneficio propio se asienta un primer reconocimiento de la criatura humana: se lo reconoce como capital deseable, utilizable, explotable. Para lo cual es preciso comenzar por deshumanizarlo, es decir, cortar los tensores que lo sostienen dentro de la trama de la especie humana, para sustituírlos por otros
Que lo convierten en objeto de placer o beneficio económico para los adultos.
Surge la idea del chico como capital: de ese modo fueron apropiados, como capital simbólico destinado a aquellos que pretendieron imponerle su identidad a ese niño o niña que era el resultado de vinculo amoroso de otros, los padres desaparecidos o asesinados.
Este punto marca una diferencia entre quienes son hijos de mujeres que solicitan la ayuda del estado actualmente para lograr una familia que proteja a su criatura, y los hijos de desaparecidos apropiados por las fuerzas armadas y de seguridad ya que a estos sus madres no los entregaron. Pero la semejanzaa surge cuando comparamos las acciones del Estado: durante el terrorismo fue el Estado mediante sus representantes-las fuerzas de seguridad y las fuerzas armadas- quien legalizó y legitimó la apropiación, no solo favoreciéndola sino inspirándola. Es sabido que arrancar los hijos de quienes habrían de convertirse en desaparecidos constituyó un eje político de la apropiación para evitar que esos niños fuesen educados por sus abuelos.
Actualmente mediante la no intervención eficaz y concreta en el tráfico, el Estado si bien no lo promueve, tampoco se da por enterado de manera eficaz y concreta de lo que sucede. Más aún ,mediante procesos judiciales se legalizan adopciones que notoriamente han sido producto de la acción de intermediarios.
Si bien ése no ha sido un aprendizaje producto del terrorismo de Estado, es posible advertir que dicho terrorismo promovió la idea de que los niños y las niñas pueden ser tramitados y dispuestos libremente por los adultos. Más aún: recordemos que la comunidad cuando las Abuelas comenzaron a reclamar a sus nietos se resistió ostensiblemente al rescate de los niños apropiados. El argumento era «pobrecitos como los vamos a sacar del lado de quienes los criaron y como vamos a dejar a esos padres sin sus hijos, ellos los criaron con amor».
O sea, desconociendo la importancia de la identidad de las criaturas, mediante una oposición ingenua , torpe y omnipotente al suponer que los adultos pueden decidir cuál es la identidad que le corresponde a cada niño según su gusto, anulando su derecho a la identidad de origen.
Ese ejercicio que realizó la comunidad opinando en contra de los derechos de los chicos, fue un producto del terrorismo de Estado que había favorecido la apropiación. Y quienes actualmente promueven el tráfico con niños incluido en adopción, por comenzar los postulantes a padres, parten de la misma premisa: «No me interesa el origen .esa criatura nace a la vida cuando yo la adopto, lo que pasó antes no importa.»
La misma estrategia de la apropiación. Y en tanto y cuanto los efectos del terrorismo de Estado mantienen tantos hijos sin aparecer, su existencia ingresa en el imaginario social como dimensión permitida y naturalizada.
En lo que se refiere a identidad del sujeto.
El imaginario social, entre nosotros, no privilegia como sucedía décadas anteriores, el derecho de sangre, que por otra parte hoy cuestionamos, sino el derecho de quienes han criado y educado a la criatura, en total alianza con los adultos dueños del poder. Y de ese modo lateralizan a los chicos y a sus derechos
No se trata del derecho de la sangre, según el derecho romano y napoléonico, sino del derecho a la identidad que incluye un origen, es decir, una historia, y un vínculo entre un hombre y una mujer que engendraron. De ese amor surgió la sangre, pero en el origen se encuentra la identidad de quienes engendraron, quienes ellos eran y no la calidad de sus gametos.
Entre las herencias provenientes del terrorismo de Estado, la recreación de la filiación sustituyendo el origen de los niños y niñas por la educación se enlaza con estas formas ilegítimas e ilegales de adopción. El terrorismo de Estado facilitó ,en la creación continua del imaginario social, la instalación de los chicos como botín de guerra con autorización estatal. Y si bien los modos ilegales de adopción existían antes de la instalación de dicho terrorismo, multiplicó un pensamiento que autoriza a creer que disponer de niños y niñas forma parte de los derechos de los adultos. Disponer de ellos para violar sus derechos entre ellos, modificar sus identidades.
Si bien el terrorismo de Estado se apropio de hijos de desaparecidos yen cambio los niños y niñas cuyas madres buscan familias que los protejan mediante la adopción lo cual marca una neta diferencia, la relación existente reside en lo que la comunidad puede llegar a creer acerca de sus derechos sobre los chicos-ya que son innumerables los ciudadanos y ciudadanas que no acuerdan con la búsqueda de Abuelas- En materia adopción, el argumento es coincidente: «Es por el bien del niño o la niña» «Mejor que esté con una buena familia» Para una caso u el otro. Por supuesto las buenas familias son aquellas que se parecen a las de la s personas que asi piensan.
Las mismas que aún sostienen: «con los militares estábamos mejor, había más orden». Así quieren ordenar las identidades de los chicos, de acuerdo con la pretensión omnipotente y fascista que prescinde del origen del sujeto, allí donde padre y madre dos personas con identidades propias y reconocibles, se encontraron para engendrar .
No nos equivoquemos al pensar que una situación o modelo es ajeno al otro. Siempre que alguien avanza sobre un niño o una niña, para explotarla esclavizarla o adoptarla ilegítimamente ,siempre, estaremos ante un forma de terrorismo