Este texto se expuso como relato para discusión en el PROGRAMA DE SEGURIDAD CIUDADANA,(Fondo Común Europeo) convocado por el Ministerio del Interior de Uruguay, agosto 1999
1) Cuadro de situación
El diálogo con los magistrados que después de varios años de práctica se encontraron en la situación de aplicar la legislación que sanciona la violencia familiar, permite incluír la siguiente perspectiva:
– El tema no constituyó un área de estudio en las Universidades, por tratarse de una problemática que recién comenzó a analizarse durante las últimas décadas del siglo.
– La conceptualización «violencia familiar» puede construírse cuando el paradigma que describía y definía a la familia como una institución destinada a confortar y sostener a sus miembros, regulada por una figura paterna protectora, ámbito de paz , equilibrio y consuelo, se fracturó, y dejó a la vista lo que la historia de la civilización había omitido, y lo que las convenciones sociales y religiosas habían escamoteado: que la familia también constituye un núcleo de violencias . Violencias de diversa índole, particularmente regidas por el ejercicio del poder patriarcal, a cargo del varón.
– Por lo tanto, los profesionales no tuvieron posibilidades de avanzar en el estudio y profundización de este tema.
– Es decir, la jerarquización del mismo enfrentó a los magistrados con los paradigmas que aún se mantenían acerca de la familia y debieron hacerse cargo de la fragilidad del mismo, y de la idealización que durante siglos impregnó a la institución familiar.
– También debieron asumir que esa violencia está, generalmente, puesta en acto por el género masculino. sin que se excluyan las violencias a cargo del género mujer,que estadísticamente no alcanzan los mismos guarismos.
– Los magistrados debieron enfrentarse, de la noche a la mañana, con la presencia de mujeres golpeadas, o maltratadas de diversas formas, que se hacían presente en los juzgados llevando a sus hijos en brazos solicitando protección.
Enfrentar diariamente varias de estas situaciones, sin disponer de herramientas técnicas que permitieran tomar distancia de lo que se les narraba, y al mismo tiempo no disponer de suficientes recursos para la protección de esas mujeres y niños produce malestar en quienes deben atenderlas .
– Estas experiencias generan tensiones de diversa índole en los profesionales. Planteo inicialmente este cuadro de situación porque los jueces con los que diálogo fueron quienes me hicieron notar el desconcierto que debían enfrentar, asi como la reiterada impotencia ante determinadas situaciones:
«Con los cuadros que vemos todos los días nos sentimos muy mal.No nos prepararon pare enfrentarnos con estas situaciones, no se trata solo de aplicar la ley, sino que tenemos que ver y escuchar cosas terribles.Y eso nos desgasta y nos angustia porque no siempre contamos con recursos para proceder»
Entiendo que ésta es una dimensión que conviene tener en cuenta, asi como el esfuerzo que significa para los profesionales reconocer que durante siglos , se utilizó una retórica interesada en silenciar a las víctimas y se ocultó una realidad social y familiar distante y distinta de los contenidos que la retórica habitual proponía. Al mismo tiempo entraron en crisis determinadas creencias y prejuicios que circulaban en la comunidad: en oposición a los dichos populares, que sostienen que a las mujeres les gusta que les peguen, resultó evidente que se trataba de una falsedad y que tampoco son esencialmente masoquistas. También fuén complejo admitir que el genero mujer no tiene por qué tolerar dichas violencias, ya que sus drechos son los mismos que conciernen a los varones, a los que se suman derechos de género, que corresponden a situaciones específicas por las que atraviesan las mujeres(embarazos, partos y permanencia de la discriminación social)
Estas correcciones de las creencias que sustentaban los abusos contra el género mujer derivaron de las Declaraciones y Conferencias internacionales acerca de los derechos de las Mujeres que fueron suscriptas por todos los paises de occidente
Entonces, describir este cuadro de situación me parece, necesario; de no hacerlo asi perderíamos perspectivas respecto de la problemática general que compromete no solo a las victimas y a los victimarios de la violencia sino también a las instituciones que deben regular la aplicación de las leyes.