Jornadas regionales de bioética. Mar del Plata, 30 de abril de 2005. Conferencia a cargo de Eva Giberti. Jornadas regionales de bioética. Mar del Plata, 30 de abril de 2005. Conferencia a cargo de Eva Giberti.
Voy a responder con un aporte de Marciano Vidal El campo bioético involucra mucho más que el estudio de la filosofía moral aplicada a la biomedicina; de hecho abarca todo el ámbito de la filosofía práctica. Bioderecho y biopolítica, por caso, son dimensiones insoslayables para configurar la bioética, que no debe caer en un evasivo dualismo de lo «ético» y lo «social» frente a su objeto complejo y problemático.O sea, es imposible eludir el contexto normativo de la bioética el cual compromete mas allá de su campo ético-filosófico sino concretamente, los campos jurídicos y políticos.
El 23 de septiembre de 1913, por iniciativa del legislador socialistaAlfredo Palacios, se aprueba la ley N° 9143, que implementa el delito de lenocinio (proxenetismo), primera ley tendiente a proteger a las víctimas de explotación sexual, penalizando a sus responsables y colocando a la Argentina en la vanguardia legislativa de la época. Años más tarde, por medio de un decreto-ley de 1957 y una ley de 1960, el país ratificó «El convenio para la represión de la trata de personas y de la explotación de la prostitución ajena»- y aprobado por las Naciones Unidas el 2 de noviembre de1949.
Las víctimas son las que etimológicamente dieron sentido a la nomenclatura de trata. Sabemos que es palabra derivada del latín –traho, traxi, tractum: tirar hacia sí, arrastrar, llevar con fuerza y por la fuerza–. En el siglo XVII se comenzó a hablar de traite des nègres y en el siglo XX por extensión y
oposición traite des blanches. En estos ejemplos la derivación es detracta, también asociado a tractum.
La palabra tráfico, que deriva del mismo origen en su versión de trajinar, remite a trasladar los negocios y las cosas de los negocios de un lugar a otro –y de aquí el deslizamiento–, pasar de mano en mano. Asociada con esta nomenclatura, una palabra del francés antiguo rastrea una expresión que se
utilizó en el siglo XIV y en el siglo XV: trainée, que quiere decir niña o
hija de la calle. Actualmente se dejó de utilizar tráfico para sustituirlo por trata.
La vulnerabilidad –del latín, vulnerare significa herir– incluye la idea de recibir un golpe. Los eventos dañinos o destructivos que tienen eficacia en los sujetos pueden provenir de sus procesos psíquicos o del mundo externo. También las comunidades pueden tornarse vulnerables cuando sobre ellas se desatan catástrofes políticas o ambientales y también cuando sus miembros –o significativa parte de ellos– protagonizan sucesos vergonzosos.
La vulnerabilidad se reconoce porque denota una imposibilidad de defensa frente a los hechos traumatizantes o dañinos debido a insuficiencia de recursos defensivos personales o institucionales; además pone de manifiesto una incapacidad o inhabilidad para adaptarse al nuevo escenario generado por los efectos de esos hechos externos desordenantes, agobiantes a veces.
La perspectiva social y económica es la que describe la vulnerabilidad como dependencia inevitable de las desigualdades sociales que incluye la asimetría de poder entre los sexos, o entre los géneros.
1) La ostensible vulnerabilidad de las mujeres que debido a la pobreza extrema son incorporadas en las redes de la trata. Las mujeres además de ser vulnerables suelen padecer desvalimiento, es decir, la carencia total de recursos para integrarse en redes sociales que las contengan y la falta de conciencia acerca de sus derechos.
2) Otro nivel de análisis remite a un fenómeno social: si decimos que la vulnerabilidad depende de hechos dañinos externos que se desatan sobre quienes no pueden defenderse de ellos podemos conjeturar que, si decidimos denunciar a los clientes, que son los responsables máximos de la existencia de trata de mujeres, será la sociedad la que no alcance a defenderse de la toxicidad con que esos sujetos impregnan la convivencia social.
Si tornamos visibles a quienes contratan para su placer a niñas y mujeres victimizadas, quedará en descubierto un circuito de varones sexualmente comprometidos con el abuso de poder. Como no ignoramos que esos sujetos forman parte de las organizaciones familiares y de las instituciones que sostienen los ordenamientos de un país, a sociedad quedaría vulnerabilizada por la peste con que estos sujetos la contaminan. La invisibilización de la demanda y de los demandantes responde a necesidades sociales que tienden a silenciar la existencia de un supuesto básico: los varones pueden disponer del cuerpo de las mujeres cualquiera sea la situación en la que ellas se encuentren. Entonces, visibilizar al cliente –que probablemente sea un familiar, un conocido cercano o un sujeto posicionado en la vida pública– arriesga dañar a la sociedad, tornarla vulnerable ante sus propias producciones porque los clientes resultarían desparramados y distribuidos entre diversos ámbitos sociales. Por lo tanto, silenciar e invisibilizar es una estrategia social protectora del ordenamiento social representado por el poder masculino.
El genero en la significación sociopolitica del poder
El varón precisa de la trata, que es la exasperación de las diversas formas de opresión sexual que ejercen los hombres sobre niñas y mujeres. Hoy en día el género masculino ya no podría ser encarado por sí mismo como todopoderoso si no contase con la cantera de poder que la trata le provee.
¿Por qué sostengo esta afirmación? Dados los sistemáticos avances de las mujeres y las permanentes pérdidas de diversa índole que los varones no pueden impedir, han cedido terreno en los ámbitos familiares e institucionales. De modo que avanzar sobre el género mujer donde puedan (en las niñas), garantiza un circuito de poder que les permite mantener viva esa necesidad de dominio y el disfrute que de ella deriva.
Lo masculino precisa ser designado como potente merced a su apropiación del cuerpo de otros, así como históricamente gestaba esclavos, actualmente repite esa producción mediante la trata. La trata entonces forma parte de un proceso de designación del poder masculino tal como transita en los circuitos de la cotidianidad. Porque ahora, mientras estamos aquí, miles de niñas y mujeres están siendo enhebradas en los circuitos de la trata. Y miles de varones están disponiendo de ellas.
Es el contexto sociopolítico económico actual el que favorece la función ofensiva del varón respecto de las mujeres, así como antiguamente la función ofensiva de los cuerpos se jugaba en las guerras. La trata de mujeres está destinada, entre otras finalidades, a garantizar la función ofensiva del cuerpo masculino facilitándole un ámbito en el cual no arriesgan cosa alguna, ni la vida como los guerreros, ni la vergüenza de la impotencia porque las mujeres de la trata no son testigos calificados. La trata es un hallazgo de placer sin riesgos de ninguna índole, porque aunque fracasen en la erección siempre cuentan con la satisfacción que el abuso de poder les aporta.
Mediante la trata los clientes y los tratantes han fundado una celebración de sí mismos, para lo cual recurrieron a un narcisismo fermentado por la victimización y el delito. Y la celebración de sí mismos es la que se juega en los encuentros con las víctimas de las que dependen para poder celebrarse como varones.
Citare un texto de Susana Chiarotti distribuido por Indymedia
“Las organizaciones que se dedican a la trata encuentran su público en los
medios de comunicación, ya sea colocando avisos en los periódicos cuanto exhibiendo mujeres en la tevé, enmascarando el circuito en forma de ayudantas o secretarias que podrían pensarse parte de la explotación compartida entrequienes se consideran productos para su venta y los dueños de las publicidades y de las empresas que podrían intervenir.
La trata de personas es un delito que ocupa el tercer lugar como actividad lucrativa ilegal en el mundo, después del tráfico de drogas y el de armas.
Se trata de un fenómeno que afecta a todos los países y el traslado siempre se hace desde un país pobre hacia otro más rico. Se calcula que entre 45.000 y 50.000 mujeres y niñxs son trasladadxs por año sólo a Estado Unidos. El negocio está a cargo de mafias internacionales que operan en los lugares de origen, tránsito y destino de las víctimas.
Es común que la trata de personas prolifere durante y después de conflictos sociales prolongados o guerras. El tráfico de mujeres y la prostitución en América Latina se remonta a la época de la conquista cuando los españoles, en cumplimiento de la ley de guerra, tomaban o entregaban el «botín de mujeres» al vencedor, dando origen al comercio sexual y creando establecimientos para su ejercicio
La ex Yugoslavia se ha convertido en uno de los principales destinos de la trata de personas, así como en un importante centro de operaciones y de tránsito de mujeres procedentes de Europa central y oriental. Existen indicios de que durante la crisis de Kosovo mujeres y niñas fueron secuestradas por grupos armados de los campos de refugiados del norte de Albania. Diferentes organizaciones han informado que cada vez es mayor la trata de personas que tiene por origen y destino Kosovo y otras zonas de la ex Yugoslavia. La razón es la gran demanda de prostitución por parte de trabajadores extranjeros adinerados, entre ellos funcionarios de las operaciones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas.
Los tratantes utilizan diversos métodos para reclutar a sus víctimas, que van desde el rapto liso y llano a la compra de la persona de manos de su propia familia. Es frecuente que los tratantes realicen coerción física y actos de violencia e intimidación a las victimas. Los tratantes rara vez son detenidos y casi nunca procesados. Las penas impuestas por la trata de personas son relativamente leves cuando se las compara con el contrabando de drogas o de armas. En la mayoría de los casos, las víctimas de la trata son consideradas simplemente como delincuentes por las autoridades del Estado receptor y, a menudo, son detenidas, procesadas y deportadas.
Estas mujeres o niñas generan grandes ganancias a los proxenetas. Otras formas de sometimiento es inducirlas a la adicción de drogas o alcohol, de modo que el trabajo lo realizan a cambio del consumo hasta el momento que son eliminadas por el deterioro físico e improductividad.
Los textos que podemos apreciar actualmente han sido precedidos por declaraciones y denuncias previas; una de ellas, particularmente significativa por el foro intrnacional en que fue planteada merecer recordarse: cito dos párrafos del discurso pronunciado por A.Alvarez en el Congreso Mundial contra la Explotación Sexual Comercial de Niñas y de Niños(1996):
Cada niña o niño debe ser protegido integralmente decada acto que lo denigre y que lo hunda en el aniquilamiento de su autoestima y de sus perspectivas de vida. Debe ser resguardado tanto del primer ataquesexual como de cada uno de los subsiguientes. No puede ser tolerada ni la iniciación ni la continuidad en la explotación sexual.
Al desagregar el primer ataque de los subsiguientes y asociar ese primer ataque con iniciación, se genera un espacio nuevo en el análisis del tema. El primer ataque encuentra una víctima que desconoce qué va a sucederle o qué es lo que le está ocurriendo ,es decir, avanza contra una criatura cuyo equilibrio emocional y físico responde a su historia personal hasta ese momento. Despues del primer ataque, esa criatura será otra que presiente y sabe qué le va a suceder , es otro sujeto que ,vulnerabilidad mediante, ha ingresado en el territorio con el que el atacante cuenta como zona de poder instalado, insuperable para la niña o niño.No podrá emerger fácilmente de esa zona. Mediante un asalto ha sido transladado desde la categoria niño a la categoria servidor/a sexual.
Los adultos que debían acompañarlo y protegerlo, lo han traicionado: asi lo escribe Nussbaum (1995) al referirse a la historia de Polidoro, el joven hijo de Hécuba según Eurípides
“la naturaleza del buen carácter(de quienes deben cuidar a los niños),su relación con la confiada sencillez de un niño, su vulnerabilidad cuando su confianza es traicionada “.
En la distinción que introduce A.Alvarez cuando diferencia la iniciación del delito de la continuidad del mismo, incluye un ordenador simbólico puesto que permite pensar en la criatura antes de su victimización y colocar una cuña para imaginar,reprentar/se y aun visualizar el pasaje que, paradojalmente instala un puente que rompe,separa e inhibe cualquier sutura posible capaz de recomponer el proceso de desarrollo –según el canon de lo esperable en la niñez- ahora estragado por el abuso de poder genitalmente masculino.
El victimario consagra una gestión de familiaridad mediatizada por sus avances corporales contra la niña o el niño ;lo cual constituye una clave de la iniciación : la cesión, o en esta caso el sometiminto al cuerpo del otro asi como la pérdida del resguardo personal del propio si -mismo, que el cuerpo de la víctima preserva ,contiene e imaginariza. La víctima queda familiarizada por el cuerpo invasor, no sólo físicamente sino en la acepción cabal de aquello que pasa a convertirse en psíquica e insoportablemente cercano, Se trata de la cercania familiar de lo horroroso que como tal adviene a la calidad de lo naturalmente familiar una vez que la niña ingresa en el circuito de la explotación o la trata.
Otro de los párrafos del discurso retoma la idea anterior al referirse a la cínica afirmación que proviene de los explotadores y clientes, como excusa para mantener sus prácticas. Alvarez afirma: : “Es necesario desterrar definitivamente el criterio de que «no se puede corromper lo ya corrupto» y por lo tanto no debe tenerse en cuenta la experiencia sexual anterior de la víctima como eximente ni atenuante de la conducta del victimario. De lo contrario el primer corruptor abre el camino de la impunidad a todos los que le siguen.”
La impunidad, que los Congresos y Convenios no podrán regular si no se cuenta con la decisión de los gobiernos que se comprometen al firmar tales documentos, no sólo mantiene su eficacia , diez años despues, sino la ha incrementado. Seria pertinente revisar las legislaciones referidas al abuso sexual , a la trata y a la explotación sexual comercial de niñas y de niños y analizar las sentencias de jueces y asesores de menores en relación con estos delitos.
Es una cuestión básica de derechos humanos porque tiene que ver con una forma de discriminación muy extendida y muy destructiva».( Mary Robinson, Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos)
Desembocamos en las políticas capitalistas que regulan la cultura del mercado a la vera de prácticas sociales masculinas aliadas en busca de una forma inequívoca de abuso de poder asociada con la explotación de la mercadería disponible. La trata mercantiliza las funciones de los cuerpos de las mujeres que pasan a ser funcionales a sus clientes, esclavizadas por quien procede como su dueño. El cual logra mantenerse invisibles gracias a que no se habla suficientemente de los clientes. Hacerlo implicaría tornar vulnerables a quienes se consienten a sí mismos como reguladores del orden social y moral de las comunidades y, por extensión, vulnerabilizar las prácticas sociales en las que el género masculino tiene prioridad: sería herir a la sociedad al mostrarle sus miserias.
Se registra fácilmente la notoria invisibilización de la figura y de la presencia del cliente en las páginas que se ocupan de la trata.Salvando excepciones , la descripción del tema aparece institucionalizado mediante la descripción del fenómeno y la reiteración de los recortes internacionales que enuncian la gravedad del problema y comprometen a los estados para que firmen contra la trata. Es decir, estamos frente a la invisibilizacion de la demanda y de los demandantes que se llaman genero masculino, hombres, o varones, cualquiera sea la nomenclatura utilizada.
Este planteo resulta odioso y politicamente observable porque sabemos que no todo el género masculino está a favor de la trata ni todos los varones recurren a niñas y mujeres en tal situación. Tambien parece evidente que aquellos con los que compartimos la cotidianidad, aparecen como ajenos o indiferentes ante el tema.
Parecería que la invisibilización del cliente es en realidad una estrategia proteccional, de donde denunciarlos nos convierte en subversivas del orden instituido, en tanto y cuanto produciríamos heridas en el cuerpo social tornándolo vulnerable. Si lo hiciésemos nosotras solas justificaríamos la fama de locas que durante siglos nos acompañó.
Afortunadamente en este quehacer que aún está pendiente innumerables varones nos acompañan en las denuncias y en los proyectos destinados a cambiar. Para ellos, visibilizar al cliente es un trago amargo que paulatinamente han comenzado a incorporar como proyecto moral.
No obstante,ahora mientras estamos aquí, miles de niñas y mujeres estan siendo enmhebradas en los circuitos de la trata. Y miles de varones estan disponiendo de ellas.