La obediencia y la violación en la fantasía de la mujer, Segunda Parte

Publicado en Revista del Ateneo Psicoanalitico, Nº 2; Bs. As; 1999

La fantasía de violación creada por las mujeres
¿Qué relación establezco entre la leyenda , el mito y la fantasía de violación que utilizan reiteradamene un universo de mujeres?
La asociaré con el goce que construyen las mujeres cuando desobedecen y/o transgreden pautas convencionales por entenderlo necesario, y correlacionaré ese goce con la fantasía de violación, en tanto dicha fantasía cumpla varios objetivos; dos de ellos serían 1) un ejercicio de poder transgresor por parte de ellas y 2) una resignificación de la significación original de cada mujer respecto del interior de su cuerpo , carente de nominación cotidiana (no se habla todos los días de la vagina, del útero y de las trompas)
Cabe tener en cuenta una primera distinción : esta fantasía puede ser utilizada como estímulo para una práctica masturbatoria autoeróticautilizando la mano u otro estilo, o como acompañamiento autoerótico imaginario sin pasaje al acto.
En una reciente producción, Maltz W y Boss S.(1998) describieron las diversas fantasías que encontraron encuestando mujeres de diversas edades y condición social. Sostienen:«Las fantasías de las mujeres parecían ser mucho más complejas e interesantes de lo que hasta entonces nadie había imaginado.» Se dedicaron a organizar talleres para que las mujeres analizaran sus fantasías y concluyeron «Al igual que los sueños, nuestras fantasías pueden proceder del inconciente y expresar deseos y conflictos profundamente arraigados». Una de sus autoras, especializada en víctimas de abuso sexual comenzó a analizar las fantasías de sus «clientas» y encontró que, entre otras situaciones, se presentaban fantasías sexuales no deseadas y así lo editó en su primer libro acerca de las victimas de abusos sexuales; dedujo la posible relación entre las fantasías sexuales y los episodios de la propia vida y concluyó que, haber dejado de lado el mundo de las fantasías eróticas de las mujeres facilitaba la pérdida de un material extraordinariamente interesante. El libro, que cumple una función de lo que se denomina autoayuda tiene el valor de lo testimonial, si bien las conclusiones y recomendaciones de las autoras reclaman una discusión rigurosa.
Anteriormente, en 1973, Nancy Friday(1973) había publicado , con singular éxito, My Secret Garden, una antología de fantasías sexuales de las mujeres y en 1990,F. Sanz incluyó un capítulo acerca de fantasías sexuales de las mujeres en su libro Psicoerotismo femenino y masculino. M.Hunt estudió la conducta sexual en la década del 70 en Estados Unidos y cuandol quiere mencionar estas fantasías las define como sexo obligado por otros(1977),
Si retomamos la leyenda, advertiremos que,tanto la prohibicion de Venus cuanto la de Yahave fueron arbitrarias, y en ambas puede reconocerce la intención de que los hijos (Adan, Eva, Eros y Psyche) no cuenten con los saberes y poderes del padre (el conocimiento del bien y del mal) y de la madre (la belleza sexualizada). Para imponer la prohibición ambos ejercieron violencia sobre los sujetos que crearon.
En uno de sus niveles de análisis, obedecer constituye,para el género mujer una dimensión históricamente enlazada con las violencias. Pero cuando las mujeres, mediante su fantasía de violación, recrean para si mismas una violencia resignificada por el poder del que disponen para ingresar en dicha fantasía y la dan a conocer, verbalizando a otros/as el contenido de dichas fantasías, convierten en públicas estas escenas de su intimidad recoleta, como sucede con el informe Hite (1978) o Kinsey(1992). O sea, incorporan la mediación de la palabra, recortan verbalmente segmentos de su» jardin privado»y de este modo ingresan la variable lenguaje en la descripción de fantasías no convencionales.
Mediante la palabra invierten el signo que marca la sumisión obedecida en clave de silencios y ocultamientos, y algunas cuentan que a veces «tienen fantasías de ser violadas». Lo cual, inevitablemente, es traducido por el imaginario social como «a las mujeres les gusta que las violen»o por semantizaciones equivalentes.
Pero si enlazamos esas confidencias con el goce que puede obtenerse de dicha fantasía, tendremos una nueva opción en los meridianos del disfrute sexual. Porque la escena de la violación fantaseada localiza el goce en el desacato a la maldición bíblica que conduce a la mujer a desear al varón y debido a ello, depender de él; pero la asociación que liga este segmento de la maldición con el parir, autoriza a pensar que el varón deseado es un varón»permitido» . En cambio en la violación fantaseada, el deseo que busca construír el goce propicia la presencia imaginaria de aquel(llos) a los que no se debería desear debido a su función violadora. Las mujeres se proponen un varón /otro que no es el que Yahavé dispuso; en su lugar se elige al que ficcionalmente y dirigido por las rachas de la imaginación femenina, cumplirá la tarea de violar de acuerdo con las indicaciones que reciba por parte de quien lo torna sujeto de fantasía cuando busca crear el goce que la transgresión proporciona.
Esta construcción anuda escenas en las que parte del goce reside en dirigir imaginariamente los procedimientos del violador así como en el propio sometimiento construído imaginariamente.
Las mujeres no tienen in mente la maldición bíblica cuando fantasean,pero convengamos que existe un saber que indica que fantasear con ser victimas de violación «no está bien»
El individuo o los individuos imaginarios que protagoniza(n) el guión que pone en escena la mujer que fantasea, no estuvo previsto en la maldición. En la fantasía no se trata del varón al cual ella desea porque de lo contrario no se trataría de violación(Si bien puede suceder que una mujer sea violada por el hombre al que ama y también, patológicamente,puede suceder que alguna mujer desee ser violada por la violación en sí).Por lo general el violador es otro con el que ella no querrá tener hijos como Eva con Adan.Es decir, al fantasear, además de avanzar contra el 6º mandamiento (no fornicar) se desafía a Yahavé, en el desacato a uno de los contenidos de la maldición,
Si una mujer fantasea ser violada y goza mediante esa fantasía, el mandato divino queda superado por ese goce ya que la situación que ella inventa impone a un varón que ella no desea, aunque en realidad, se trata de un varón absolutamente deseado para servir como partenaire de la transgresión. No será aquel de quien ella quedaría esclava,merced a su deseo, como anuncia la maldición, sino un varón que la esclavizará de acuerdo con su fantasía de sometimiento, asociada con un deseo que no es el que Yahavé indicara.
La mujer produce su goce al crear para si, y en secreto, una escena en la que puede jugar con los personajes a los que dirige para que hagan aquello que ella quiere; en este punto resulta interesante incorporar una tesis de J. Benjamin quien sostiene «La violación erótica puede satisfacer el deseo de ser conocida, ser penetrada como un modo de ser descubierta»
Este planteo se articula con otros postulados de la misma autora que subraya el valor de la intersubjetividad; en el modelo que propone, la mujer mantendría una dependencia al falo considerado como el máximo «reconocedor. Ser conocida mediante la penetración, ser descubierta debido a la violencia, es una tesis tangencial a la idea que remite a la importancia de las sensaciones corporales, cenestésicas respecto del interior del cuerpo de las mujeres y a su registro. Tal como lo postula D. Maldavsky(1997) «Si bien niños y niñas tienen sensaciones cenestésicas primigenias, en los varones, el predominio de lo visual sobre sus genitales externos y el desempeño muscular valorizado por los discursos sociales, aportan una priorización de la exterioridad genital; de este modo se desactivaría el registro de los canales intrasensoriales en el varón y las sensaciones primigenias dejarían de tener eficacia. A partir de lo cual surgiría en él la creencia de que la niña dispone de algo interior que él ya no posee.»
Por mi parte, en otro trabajo sostengo(Giberti 1998 d) :»Cabría reflexionar acerca del tratamiento que niños y niñas otorgan a esas huellas mnémicas consideradas no simbolizables, por medio de sueños, fantasías e intuiciones. En el género mujer se mantendrían esas huellas con otra eficacia y no serían ajenas a la posterior simbolización y subjetivación de los procesos eróticos que crean las mujeres mediante el ejercicio de la fantasía y de los ensueños, asociados con las huellas mnémicas persistentes respecto del interior del cuerpo». Es decir, «cuando aparecen interrogantes acerca de la significatividad de los genitales internos,». Lo cual» se enlaza con las investiduras tempranas del interior del cuerpo que siempre están presentes, particularmente en los pacientes psicosomáticos; en estos casos se trata de pacientes que no pueden enlazar las percepciones intracoporales, que son de diversos tipos, con el mudo de las relaciones con lo exterior, con lo extracorporal (Maldavsky 1999)
La espacialidad intracorporal intensamente relacionada con la madre, es compleja, se la translada al exterior. «El espacio de estos genitales internos solicita representatividad y al respecto existe una demanda permanente al mundo, para lo cual precisa de un don simbólico como podría ser una gravidez; y la forma masoquista en que se presenta esta solicitud de significatividad estaría dada por la fantasia masquista de violacion que encubre el anhelo de estar recibiendo un don que dotase de designificado a ese interior.»
Tiene relacion con el vínculo temprano con la madre, particularmente cuando ésta designa con nombres partes del cuerpo de la niña que son inaccesibles a la mirada ,los ojitos, la boquita, la nariz ; ese modo de nombrar inaugura un espacio ligado al amor por si mismo, derivado de la ternura de la madre y ligado a partes del cuerpo no visibles. Este aporte, que no remite específicamente al tema que estamos tratando, sin embargo procura subrayar la im portancia y la historia de ese espacio interior que en las mujeres adquirirá resonancias particulares, que no serán ajenas a las sensaciones voluptuosas que se producen en el bajo vientre derivadas del ejercicio de la fantasía de violación..En la fantasía,el varón ingresará violentamente en ese recinto que originalmente fué privilegiado en la relación niña-madre,lo que conduce a la revisión de las diveresas interpretaciones acerca del tema.
En un trabajo anterior(Giberti 1998 a) sostuve :«Esta conjetura(referida a los efectos del registro de las cenestesias tempranas en la niña) adquiere significación en la hermenéutica que avanza en la construcción de un erotismo-otro respecto del que se describe de modo convencional, al valorizar la historia de las cenestesisas en la niña. Estas fundarían una huella capaz de gestar una zona erógena interna relacionada con la excitación sexual que en las mujeres puede quedar´ escondida´ durante un tiempo cronológico»
La tesis de Lyotard ( 1979) que mencioné anteriormente es otra:«La petición de ´pasividad´ no es petición de esclavitud, tampoco la petición de dependencia es el ruego por se dominado.No hay dialéctica del esclavo,ni aún la de Hegel ,ni la dialéctica del histérico según Lacan, al suponer una y otra la permutación de papeles en el interior del espacio de dominación. Todo eso es viril imbecilidad». Y al referirse a la frase «Haced uso de mí» añade :«La pasión por la pasividad que hace decir eso, no es una fuerza, un complemento de fuerza en un combate, es la potencia misma(…) «
A esa potencia le adjudica una intención: que el varón perezca con ella, las mujeres desean que los límites de exclusión se rechacen,»el tacto de lo que se encierra en si sin enjaular y de lo que se extiende sin parar fuera de si, sin conquistar.» Frente a lo cual,la mediocridad de los viriles se ríe sarcásticamente al desenmascarar y explotar al histérico o a la mujer y su supuesto embuste. Y añade :» Lo que la mujer quiere es que el hombre llegue a no ser hombre ni mujer, que ya no quiera nada, que ella y él, diferentes, sean idénticos en la demente conexión de todos los sentidos». Ante la posibilidad de que esta interpretación sea clasificada como pulsión de muerte, aclara :«Porque no entienden el nombre de vida nada más que para juntar, unir, capitalizar. conquistar, extender,encerrar y dominar.»
Lyotard inicia su análisis a partir de la prostituta para luego referirse a las mujeres, sin solución de continuidad,y éste merece ser tenida en cuenta para señalar la distancia que media entre la obediencia al varón adquirida como condición ineludible de género mujer, y la sumisión expositiva, la del decir, jugada en territorios de lo imaginario de las mujeres y verbalizada durante la relación sexual, aunque su protagonista no forme parte de la cohorte de sumisas y que en oportunidades se verbaliza como «Gozo con lo que él me hace cuando me violenta» «Gozo en dejarme hacer», que es lo que se espera que suceda, y que probablemente funciones de ese modo en algunas mujeres, acatando el universo simbólico del patriarcado.
Si la fantasia es una construcción que incorpora los elementos simbólicos e imaginarios del entorno, podemos conjeturar que las creencias patriarcales acerca del gozo de las mujeres formen parte obligada de las fantasias de ellas; por lo tanto «tienen» que gozar al ser violentadas por el macho y «deben» , infaltablemente, gozar mediante la penetración. Lo que correspondería a la organización del imaginario según el orden simbólico regulado por la razón patriarcal.
En la fantasía de violación las mujeres recurren a la que ahora es ficción de violencia masculina y la ponen al servicio de su goce autónomo respecto del varón concreto al que se lo transforma en un atacante, que imaginariamente»triunfa».Este triunfo imaginado-creado nos autoriza a reiterar conceptos ya explicitados en otro ensayo acerca de la victima( Giberti 1998 b ) donde sostuvimos que en algún lugar de nuestra vida psíquica somos éticamente vulnerables como para poder pensar que » la víctima se la buscó», identificandonos, coyuntural e iconcientemente con el victimario, al que además se le adjudica el «éxito» de lo realizado.
El «triunfo » de la victima, desde esta perspectiva reside en su capacidad de enfrentarnos con nuestra capacidad de claudicación, tentados/as en ocupar el lugar del victimario. Lo cual corresponde a la propia capacidad para confundirse y no implica otorgar razón al victimario. Pero en tratándose fantasía, la perspectiva cambia, porque se ocupa -sin que necesariamente advenga el sentimiento de culpa- de convocar sujetos triunfantes (los violadores) con los que quien fantasea se identifica imaginariamente.
Otra conjetura , que forma parte del análisis de la fantasía de violación, apunta a una produccion diferente : el goce resulta de adueñarse de la situación¿ Por qué e determinadas oportunidadeselige ser violada?Es posible conjeturar que la violencia es una forma de poder y a él apelaría cuando fantasea: ella es la que puede , ella se colocaría en el lugar de violentar al varón haciendole protagonizar lo que ella quiere.
Se pondría en juego la envidia que podría sentir la mujer respecto del poder del cual habitualmente dispone el varón sobre ella; entonces en la fantasía de violación encontraríamos una acción vindicatoria gracias a la cual quien la crea pone en juego un poder teñido por la violencia apoyada en una precaria identificación-transitoria- con el varón.
Desde la historia de humillaciones que podría haber sobrellevado cada mujer, con los matices diferenciales pertinentes, esta fantasía podría activar la intención y el anhelo de apropiarse del poder masculino, representado por el violador. Es decir, mediante la representación de una acción extractiva sustrae del violador la esencia del acto-de-violación-en-si: un victimario potente tiene en su poder a una víctima y decide acerca de ella.( Giberti 1998 a )
¿Por qué sería eso lo que ella quiere, ya sea por necesidad de sentirse victima de maltrato- y gozar con ello, con lo cual se adhiere a los contenidos patriarcales que impregnan la construcción de una fantasía? ¿O porque ése es un ejercicio de poder que ilustra de modo diferente el contenido de la fantasía y aporta otra índole de goce? ¿Será diferente para cada mujer?
Cuando se trata este tema, parecería que la Historia de O, escrita por Paulina Réage y llevada al cine calificado como erótico, adquiere característica de clásico. J. Benjamin lo analiza y sostiene que el texto describe el conflicto de la protagonista entre el deseo de autonomía y el deseo de reconocimiento que sólo podría resolverse mediante la renuncia del si-mismo. J. Benjamin analiza las motivaciones psicológicas que podrían conducir a la protagonista a obtener su satisfacciónmediante la sumisión y la degradación extremas, como modelo de masoquismo.
Desde otra perspectiva,las mujeres son capaces de disfrutar del ejercicio de la violencia ; desde maestras, directoras de escuela hasta torturadoras ( Giberti 1989 ) evidencian su aptitud y su deseo de maltratar a quienes no pueden defenderse. Innecesario mencionar las violencia simbolicas entre mujeres cuando se trata de la distribución y/o la aplicación del poder.
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Sumisión y fantasía de seducción
¿Qué relación podríamos establecer entre la fantasia de violación (sumisión) y la fantasia de seducción que Freud atribuyó a niños y niñas?Ya sabemos cual fue la historia de esa fantasia que el mismo Freud creó a posteriori de haber descubierto-verificado- el incesto y de otros delitos contra niños y niñas ; historia cuidadosamente descripta por Masson(1985), discutida por otros autores(Giberti 1998 c) y en la actualidad evidenciada como una peligrosa política encubridora de violencias contra la niñez.
Como parte de esa historia, el análisis de la correspondencia Fliess -Freud acerca de Emma E.- señala la existencia de fantasías sexuales, que se denominarán luego escenas, a cargo de las adultas.Allí se describe la patología que las fantasías sexuales podrían desencadenar.En un momento posterior de la teoria psicoanalitica adquirieron otro estatuto, el que corresponde a la creatividad que resulta del uso de las mismas como parte del imaginario.
La fantasía de violación que organizan las adultas no se corresponde a la que se denominó fantasía de seducción atribuída a niños y niñas. Si bien es posible que el inicio de la violencia contra ellos comenzara en algunos casos mediante estrategias de seducción, siempre se trata y se trató de violencias físicas que apartan de la representación de los hechos las características sugerentes de la seducción.
También es posible pensar que la fantasía de violación forma parte de un circuito que tiene su origen en el deseo de la niña cuando anhela relacionarse sexualmente con el padre, de acuerdo con los aportes sensoriales, afectivos y representacionales de cada epoca de la niñez. Pero esta fantasía edipica de la niña es el resultado del amor por el padre y la rivalidad con la madre y no remite a un padre violador. Las entrevistas con niñas víctimas de incesto refieren el desconcierto y la ambivalencia que sobrellevan porque no saben a que atenerse cuando el padre avanza sobre y en sus cuerpos, ya que el amor que sienten hacia èl, adhiere al miedo y al dolor que en caso de penetración éste le provoca.(Giberti 1998 b). Aparece como un padre ajeno a cualquier fantasía enlazada con una relación amorosa entre ambos.Que se produzca o no el incesto marcará significativamente el destino de esa fantasía y quizá constituya una variable en la construcción de la posterior fantasia de violación.
Lo que no parece probable es que tanto la temprana fantasía de seducción cuanto la de violación resulten ajenas entre si, ni tampoco estoy autorizada a inventar una continuidad lineal entre ellas;pero es tema de otro ensayo en preparación.
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La temprana fantasía de violación a cargo de quienes escribieron los cuentos para niños y niñas
Recién durante los últimos 50 años comenzó a mencionarse -en textos técnicos-esta fantasía ; pero previamente, y en estado latente la fantasía del Principe Azul nos acompañó desde tiempos remotos.Y yo estoy convencida que esos príncipes violaban.
Fantasear con el Principe Azul (actualmente con otra máscara de acuerdo con la translación que lo sustituye por algun actor, cantante o deportista) quizá encubre la posterior fantasía de violación. Pero el Principe está socialmente autorizado para ser deseable e ingresar asi en la maldición bíblica cuando ésta afirma que nuestro deseo nos esclavizará al varón .
En cambio la fantasía de ser violada, es decir la imagen de la mujer inerme ante quien la penetrará dada su indefensión, reproduce la realidad y coloca en superficie la práctica masculina de violar que los varones comparten con los orangutanes y los gorilas; estos simios son los grandes violadores de las praderas africanas, a diferencia de los chimpancés que ejercen la violencia familiar con las hembras del clan pero raramente las violan.(Wrangham R. 1998) .
En las historias que se les cuentan a niños y niñas, se puede encontrar enmascarada, la figura del violador potencial: Cenicienta huyó después de haber bailado toda la noche con al príncipe, cuyas perentoriedades genitales no le permitían comprender esa historia de la carroza que esperaba a Cenicienta. Sus ansias masculinas,fueron tan violentas como para que se quedara con un zapatito de ella entre sus manos. Hoy en día parece obvio que el príncipe había comenzado a desvestirla sin contar con la decisión favorable de ella.
En cuanto a la Bella Durmiente del Bosque, ella se despertó a tiempo cuando él había empezado a destapar la caja de cristal donde la jovencita dormía; Blanca Nieves estaba atrapada entre 7 enanitos , en realidad rufianes que la explotaban; y Caperucita (hija de una madre filicida que la mandó solita al bosque sabiendo que por allí andaba el lobo) , otra desobediente mayúscula que se entretenía correteando entre las flores en lugar de caminar derechita hasta la casa de su abuela. Si releemos lo que le dice el Lobo a la tierna niña advertiremos que éste encubría a un cazador que abusaría de ella. «Qué manos tan grandes tienes» le decía la niña y «Qué bocota», enunciación sorprendida ante el exhibicionismo genital masculino que ponía ante los ojos infantiles la anatomía emergiendo de «la cofia» de la abuelita, leáse de su ropa de varón entreabierta en un plano perineal.
El riesgo que corren las niñas, así como la sorpresa(ataque) que podría provenir de la inesperada presencia y adhesión de un principe enumeran situaciones de pasivización y huída de las mujeres ante el avance masculino. Si se reiteran en los cuentos destinados a la,infancia, cabe preguntarse por el modelo que encubren.
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Ejercicio entre conclusiones
Una conclusión parcial, encogida y segmentada nos permite pensar que si las mujeres hablan de sus fantasías, aún cuando éstas formen parte de lo transgresor, o lo prohibido ello se debe, entre otras alternativas a que se están produciendo cambios significativos en la inserción del género en la vida social, y también cambios en la construcción de su vida psíquica. Cambios que, según sea el territorio donde se produzcan, se asemejan a una mutación.
La explicitación de esta índole de fantasías en el mundo de las mujeres es producto de una modalidad que introduce imagenes y palabras que se reconocen como representaciones de un orden diferente respecto del conocido hasta ahora; se trata de formaciones imaginarias que ingresaron en la cotidianidad y que son distintas de las representaciones que las convenciones habían decretado como «lo que debe ser» apuntando al contenido de los pensamientos de las mujeres. Convención quebrantada por estas formaciones imaginarias transformadas en discursos fantásticos.
Las descripciones teóricas que caracterizan esas formaciones imaginarias como instancias alienantes, represoras y confusionantes sin duda responden a un perfil de ese mundo fantástico pero no podemos considerarlas definitorias ni aniquilantes de la capacidad de la que el sujeto dispone para resignificar proyectos y para transformar identidades y subjetividades.(Giberti 1999).
La exposición discursiva de estas fantasías indica mutaciones en la mostración que de si mismas hacen las mujeres la cual no se limita a las prácticas y a las fantasías sexuales, sino que evidencia el caracter fundacional del horizonte histórico-social en la construcción y circulación de los imaginarios y las fantasías que son reconocidos como orientadores en los procesos de subjetivación.En relación con el tema de este artículo, tensión entre lo que cada mujer desea, lo que sabe, lo que puede y la subjetivación erótica que cada una se demande como posible.

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