Eva Perón ha muerto

Artículo que  me pidió Félix Luna en 1984, para formar parte de los fasciculos que integraban la colección NUESTRO SIGLO de Historia Argentina Contemporánea, dirigida por él (Nro 19).  Editorial HYSPAMERICA

EL RECUERDO Y LA MEMORIA
Aunque esperada,la noticia de su muerte, emitida desde el poder oficial,produjo hondo estupor en su pueblo:»Eva Peron acaba de entrar en la inmortalidad».Era un lenguaje que interponía la inmortalidad entre Evita y ellos. «Los hombres y las mujeres a los que les hicieron el dolor y la miseria» salieron a la calle para comprobar lo increíble : estaba en silencio la voz enardecida que los defendiera. Ese fue el trauma, verla asi, callada, distinta de aquella Evita con quien intercambiaban dones y gratitudes.
Lloraban delante del féreto inaugurando el duelo popular, diferente del duelo oficial que pretendía alejarla en la inmortalidad (y que incrustó al país en lutos obligatorios). Su pueblo tenía necesidad de una Evita cercana y presente que sotuviera la gesta que había inciado junto con ellos; una Evita que los habia fundado como grupo de desposeídos, olvidados y reclamantes. Una Evita gritando desde su propia historia de sometimientos como mujer, nacida para ser inferior al varón según el mandato masculino al que se había opuesto desde una pasión que exigió y obtuvo los derechos cívicos para todas las mujeres.
Ese pueblo que levantaba altares y encendía hogueras en las calles, impuso su pensamiento mítico y popular: el que se apoya en las anècdotas, en las decisiones del lider, el que articula realidad y leyenda produciendo un modo de conocimiento que enriquece la historia. Fueron ellos quienes registraron la dimensión exacta de esa muerte, que no era la de un cuerpo vencido sino la de un hecho social.
Silenciada la voz transgresora de Evita, los humildes volverían al «balbuceo de los oprimidos». Unidos en el dolor se hermanaban en la fidelidad hacia ella rescatándola de la muerte y erigiéndola como bandera: de este modo ese pueblo comenzó a elaborar su duelo, encontrando un origen común en la figura que sintieron los representaba y a la que reforzaron como mito.
Por su parte, los antiperonistas sólo pudieron incrementar su odio solitario, individual, y advertir que su nombre podría sobrevivir peligrosamente. Desde otra perspectiva algunos de los que crecimos en el antiperonismo recalcitrante logramos, mediante la reflexión, quedar en paz con esta mujer sin necesidad de juzgarla. Pudimos llevar a nuestros hijos a ver las películas que la rememoran y observamos como muchos jóvenes lloran ante el dolor de aquella gente que la amó sin poder cuestionarla. Coincidencia entre quienes perdieron a Evita y estas generaciones que, sin haberla conocido, eligen respetarla aunque no militen en su nombre ni porten sus banderas.
Eva Peron ha muerto, pero ya no pertenece exclusivamente a ese pueblo en procesión que la lloraba. Ahora, rescatada por el mito y por la historia, desafía otra vez, promoviendo desacuerdos y coincidencias. El duelo ha terminado. Ha terminado porque quienes la amaron, la odiaron, la ignoraron, han debido incorporarla en sus recuerdos, es decir, convertirla en memoria.»·
Eva Giberti
Las frases encomilladas pertenecen a Eva Peron en la Hoguera, el poema de Lamborghini.

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