Memoria activa

Publicado en Pagina 12, diciembre 1992Noviembre de 1992. Los organismos de Derechos Humanos organizaron un ciclo denominado Cine y Memoria que se llevó a cabo en la Sala D del Centro Cultural San Martin.

Por pedido de la Linea Fundadora de las Madres de Plaza de Mayo , escribí y leí un texto sobre la memoria. Lo llamé Memoria Activa, y decía lo siguiente:
» Negar los recuerdos en un modo de negar la realidad. La realidad se construye no sólo pensando en lo que se desea para el futuro, sino sosteniéndonos en la memoria de los hechos pasados. Negar los recuerdos es una forma de corromper la realidad, ocultando qué sucedió durante el terrorismo de Estado. Solo los agitadores del olvido procuran sumergir los recuerdos y de ese modo corromper la historia.
Corrupción quiere decir que un hecho se estropea porque está mal conservado, como se corrompen los alimentos que se guardan mal preservados. La memoria es la que puede conservar el alimento que brindan los recuerdos, en su temperatura perfecta para mantenerlos sin que desaparezcan.
La memoria conserva la temperatura y la vibración imprescindibles para salir al rescate de lo sucedido porque los seres humanos podemos quedar prisioneros de esa realidad corrompida en la que, por efectos del tiempo y el olvido se desactivan los recuerdos de lo acontecido. El recuerdo de los desaparecidos, de las fuerzas de seguridad saqueando, torturando, secuestrando niños, el recuerdo de la obediencia debida, del punto final y de los indultos son recuerdos que conviene enhebrar en un mismo lazo porque cuando se carece de memoria se pierde la responsabilidad personal e institucional.
La narración
Quien dice memoria dice narración; se puede narrar con la palabra y con la imagen y también seleccionando hechos o mostrando su totalidad, lo que importa es narrar.
Es preciso comprender las necesidades de la memoria y devolverle sus derechos. Porque queremos una memoria activa de la cual podamos entrar y salir llevando con nosotros los datos que nos permitan evaluar el presente. ¿Qué es la memoria activa? Es aquella capaz de reclamar sus derechos., la que puede contarle a los jóvenes qué sucedió y por qué para muchos es preciso proclamar el olvido; porque el olvido es parte de proyectos políticos destinados a insensibilizar a la gente frente a la corrupción.
Pretender que la gente olvide es fomentar la insensibilidad con argumentos falsos como «hay que mirar para adelante», porque mirar hacia adelante no significa olvidar el pasado. Como si se dijera que es necesario amanecer cada día negando el transcurso del día anterior .
Para construír el futuro es preciso contar con la asistencia de la memoria ya que ella es la que nos habla de las generaciones que soñaron con un país capaz de desterrar el hambre y aliviar las injusticias.
Un pueblo que recuerda no es manipulable: la memoria no sólamente enciende los alertas frente a quienes pretendan reproducir las polítcas del terrorismo de Estado, también permite activar el recuerdo de lo que hicimos para defendernos. La memoria es el depósito de la fuerza porque alimenta los recuerdos del coraje que precisamos mantener durante aquellos años.
Memoria activa parece una expresión redundante, porque con solo existir la memoria resulta activa; sin embargo, cuando se pretende silenciar las voces que recuerdan, la memoria sobrelleva la asfixia de la actividad estrangulada; por eso corresponde que nos reunamos para recordar lo que sucedió, para denunciar los ascensos con que las fuerzas armadas intentan premiar a los responsables del horror, para reclamar juicio y castigo.
El reclamo es una función mayor de la memoria: no habría reclamo alguno sin ella. El Nunca Mas es el baluarte de la memoria activa, una de cuyas características es que no cesa de hacerse oír»
Esto es lo que dije entonces cuando se proyectaban películas que recordaban la actividad de las Madres. En esa oportunidad se me acercó Rosa Pantaleón, miembro del Consejo de Presidencia de la APDH y me dijo: » Voy a usar la idea de memoria activa, ¿no te enojás?». Antes que pudiera contestarle se acercó René Epelbaum: » ¡Qué idea esa de la memoria activa, ¿se la puede usar?»
Transcurrieron los años. En las vísperas del 24 de marzo yo volvería a escribir algo semejante. Desgraciadamente ya no están Rosa ni René que querían aplicar la expresión que les había gustado. Pero quizá sin imaginarlo, quienes hoy utilizan la expresión memoria activa para recordar la existencia de un universo de nuevas víctimas, jerarquizan la invocación que en aquel momento introduje para reclamar justicia. De este modo habilitan desde otra vertiente y con perfil propio, la voz nueva que se hace oír en sintonía con las voces antiguas de las víctimas de la represión, todas juntas contra la impunidad.

Derechos Humanos.
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