Selección del texto original, editado por la Revista del Ministerio de Educación, julio 1998
La historia de las niñas, netamente diferenciable de la historia de los niños -distinción social y psicológicamente silenciada aunque no invisible- está irremediablemente unida al contenido sexual de la reproducción. O sea, la niña, recién nacida o en las vísperas de su pubertad, ocupa, tanto simbólicamente cuanto en el imaginario social, el lugar de una sexualidad capaz de concebir.
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Se define a la niña como madre en potencia, marcándole un destino insustituíble, desde el inicio de su vida.Por otra parte, la púber que ha parido y a la cual se denomina niña, queda socialmente posicionada como cuidadora de un bebe:se espera que ella se haga cargo del hijo, en cuyo caso será :»bien» calificada.No se toma en cuenta que ella también es una» menor» necesitada de atenciones y protección.
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