Adolescencia: dificultad en la relación con sus padres

Numerosos padres y otros tantos adultos fundan 1) una relación evitativa con el hijo o con los jóvenes , relación que , a su vez abarca un contenido opuesto y que se traduce intentando la superposición sobre la vida del hijo, como un modo de tomar por asalto a la generación siguiente.Formando parte de este modelo encontramos a quienes expulsan a sus hijos de la casa familiar, que es una manera de encerralos afuera, en lugar de encerrarlos dentro prohibiéndoles salir.

Otro modo de relación está ilustrado por 2) las conductas del tipo de la juvenilidad competitiva que ensayan los adultos en distintas áreas, evidenciando la neta pretensión de ser como los jóvenes, renegando de su edad, o bien viviendo como si la juventd de los jóvenes actuales también hubiese sido diseñada para ellos.
Otra alternativa puesta en pràctica por los adultos es 3) la modalidad de aislarse del joven, desaparecer de su entorno, lo que en Argentina se denomina «borrarse». El padre «se borra» y entonces posiciona al hijo plantado al lado de las polleras de la madre, infantilizándolo. 4)La denominada posicion amistosa entre los jóvenes y los padres arriesga desvirtuar la función continente que la crianza de los hijos precisa y que significa aportar orientación e información a los descendientes.
Una función paterna o materna consiste en hacer de brújula sin embanderarse en prepotencias: éste es un modo de ayudarlo al otro a plantearse sus propios problemas, que es lo que el hijo trata de evitar .Y en oportunidades, es el padre el que quiere evitarlo, porque no quiere ocupar este lugar que significa descompletar el circuito de perfecciones, ilusiones, omnipotencias y anhelos que el joven podría habercreado defensivamente para sí; al mismo tiempo pretende eludirlo dado que no siempre cuenta con argumentos para oponer a la lógica que los hijos e hijas le proponen.
2.4) La función descompletante
5) Se denomina descompletar a la decisión adulta que tiende a introducir en el diálogo con los jóvenes, lo inverso de lo perfecto, la irrupción en el circuito cerrado de aquello en lo que cree el joven o que aspira lograr. En este modelo comunicacional y emocional de contacto, el adulto le advierte al joven que si insiste en no reflexionar acerca de los problemas que ya tiene, deberá asumir las consecuencias.
Este procedimiento implica despertar la furia de los jóvenes en general, porque plantearles los problemas significa desarticular la composición de su mundo intelectual y emocional, ordenado por ellos de acuerdo con los cánones que les aliviaban dudas e incertidumbres.
El hijo se enfurece al escuchar a un padre que le plantea problemas porque evalúa esas palabras como si fuesen una injuria aunque posteriormente reconozca que el padre «tenía razón» .No obstante su furia inicial desactivó el contacto que podría haber establecido con su padre en niveles más densos; de allí que con frecuencia escuchamos las quejas de los adolescentes que critican dichos contactos debido a que los encuentran fugaces y superficiales. Sucede el mismo modo con aquellos adultos que ocupan la posición paterna, profesores, sacerdotes, siempre que sean cercanos e impuestos. No ocurre en cambio con aquellos que logran incorporarse en la posición de iniciadores en el mundo cultural y/o espiritual que también se harían cargo de esta función.
Encontramos modalidades equivalentes en varones y mujeres si bien la relación del padre con la hija y de la madre con la hija evidencia especificidades relativas a las característiocas culturales de cada género. El común denominador se encuentra en la ira que activan los padres y madres cuando intentan un contacto emocional con hijos a hijas, y encuentran rechazo si intentan que los adolescentes les hablen acerca de sus problemas y de sus proyectos. Esta respuesta no es arbitraria sino que corresponde a una fantasía que, aunque parezca excesiva, corresponde a un nivel de análisis tangencial a los contenidos inconcientes: algunos hijos sienten que su padre no daría su vida por él.
El registro,la fantasía y la verificación de estas conductas paternas, representativas de una índole de contacto intergeneracional que se caracterza por la falta de intensidad y por el deficit de compromiso – y que por cierto no representa a todos los padres de América latina- puede asociarse con una tendencia que se observa en los jóvenes cuando sistemáticamente intentan evitarse problemas, adhiriendo al estilo de borramiento paterno.
Cuando el contacto emocional contiene algo de interrogación descompletante, tampoco satisface al padre o a la madre que deben avanzar en dicho posicionamientoparental;una vez iniciado el descompletamiento es difícil retornar a una posición neutra, indiferente.
Cuando los padres se comprometen a hablar con los hijos jóvenes enfatizando un contacto emocional que implica demandarle reflexión, es decir, pensamiento y juicio crítico, lo que hacen es solicitarle que se comprometan en un proyecto, que se defina y que abandone una posicion ambigua, vacía o en la pura pretension de tener razón al defender el estilo de vida que ensaya cotidianamente.

Escuela para Padres.
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